Evanescente

Hace un lustro y escasos meses, Las crónicas del Otro Mundo no era más un bisoño bebé dando sus primeros y patosos pasos. Puede que para ser una novela hubiese nacido con algo de sobrepeso, pero sus rollizos muslos, metáfora de sus casi mil páginas, eran más bien motivo de orgullo para sus primerizos progenitores.
Hace un lustro y escasos días, una nueva efeméride se cumplió en el Otro Mundo: veía la luz la primera entrevista que arrostrábamos como autores, y aquel hito arrastraba una cantidad ingente de significado. Es decir, si nos entrevistaban por ser escritores significaba que, efectivamente, éramos escritores; no solo eso, sino además escritores dignos de ser entrevistados. Por mucho que redundemos en esos dos conceptos, el de autoría y el de interviú, no conseguiremos aquí describir el alcance que puede lograr tal evento en la existencia de una mera persona a la que le gusta juntar letras, componer frases con ellas, hilvanar una historia a través de las mismas y, de una u otra manera, conseguir que queden plasmadas en un soporte para la posteridad. Como en su día hizo Cervantes, y fíjate tú la que lio con un machucho caballero lanza en ristre, o el propio Jorge Manrique, que jamás soñó que la primera copla a la muerte de su padre fuese a presidir el más reciente post de una bitácora cibernética. Retomando la idea original, la primera entrevista a un autor novel resulta todo un acontecimiento, y como tal nos la tomamos (dejamos evidencia de ello en su momento, en nuestra entrada titulada Rebeldía).
Y ya que un lustro es un periodo que, con mayor o menos criterio, tiene significado para los seres humanos (de no ser así, no le habríamos buscado un nombre suplementario a un lapso de cinco años, porque con denominarlo “cinco años” sobraría), en nuestra mente reposaba la idea de celebrar dicha media década; no en vano, había pasado un lustro desde que alguien creía que nos podía preguntar algo refiriéndose a nosotros como escritores. Mas, cuando nos pasamos por la web que había difundido aquella primera entrevista, nos dimos cuenta de que no había nada que celebrar, o, más sucintamente, de que no había nada, a secas.
Aquella primera entrevista, aquella primera vez en que nos merecimos el apelativo de escritores, ya no existía. Nuestra aparición ha sido erradicada de la realidad objetiva.
El instante plasmado en que otra persona nos bautizaba como autores se había desvanecido en el tiempo.
Es en ese momento, hace escasas jornadas, cuando tomamos conciencia de la caducidad del Otro Mundo. Sí, nunca dejó de estar claro que una novela desconocida que ya no es novedad camina contumaz hacia la obsolescencia, pero nunca tuvimos tan presente la proximidad de la evanescencia para LCDOM. Sin otra novedad publicada desde su aparición, para nosotros siempre fue nuestra pequeña criatura, abrazada por unos pocos y arcana para el resto del mundo, sin que eso implicase que no tuviese tiempo por delante para ir aproximando a más lectores al redil. Pero la Nada, tras ser expulsada del Reino de Fantasía por Bastián y Atreyu, ha regresado y, con el mismo proceder, ha puesto el foco en el Otro Mundo. Avanza inexorable siguiendo los pasos de LCDOM, y ya ha empezado a borrar sus primeros recuerdos, sumiéndolos en un vacío que no podemos decir que sea lóbrego, ni sombrío, ni siniestro, ni nada de nada, porque eso es justo lo que es: nada. No hay nada que describir, porque nada es lo que existe. El Otro Mundo se ha convertido en un ente evanescente, y comienza a desaparecer. Sin prisa pero sin pausa, se evapora.
¿Duele? Sí, claro, duele, pero ¿acaso es importante?
Con la que está cayendo a nivel planetario (y más en concreto, a este planeta), no lo parece. Cada uno tenemos nuestros propios problemas, mas se nos antoja que hay uno bastante gordo y vírico que azota a todos nuestros congéneres. Por una serie de razones que cada prójimo puede poner en orden de relevancia, sean factores económicos, políticos, cívicos, carencia absoluta de responsabilidad personal o los que sean, no estamos actuando como deberíamos, por más que sea una generalización y sepamos que el que generaliza se equivoca. Y es mucha la gente que, de repente, se da cuenta de lo que era verdaderamente importante, y resulta que era que el que se acaba de ir permaneciera a su lado, y no lo sabía, y no es justo que la vida se lo eche en cara de súbito, pero así ha ocurrido. Y mirando alrededor y descubriendo justo esto, quizá sea incluso frívolo lamentar que una mera novela comience a desaparecer, por muy tuya que sea. Pero que de esa debilidad, dicha evanescencia de tu obra, puedas obtener la enseñanza de que tampoco es para tanto, pues mira, no está mal. Si además te demuestra que debes disfrutar del rastro de miguitas que ha dejado LCDOM en su devenir antes de que estas, una tras otra, vayan desapareciendo, mejor aún: aprenderemos a paladear cada momento que nos ha dejado el Otro Mundo y renunciaremos a asistir con pena a su sublimación, sino que dibujaremos las letras en la arena sin importarnos la certeza de que una próxima ola borre lo que una vez significaron. Así pues, procedamos:
LAS CRÓNICAS DEL OTRO MUNDO NOS CONVIRTIÓ EN ESCRITORES.
Evanescencia, acércate cuando gustes.
Aquí nadie te teme.

15 comentarios en “Evanescente

    1. Sí, ese es el siguiente paso natural, lógico, cabal… Pero habíamos adelantado el pie para darlo y de repente quedó bloqueado. Una segunda novela conjunta quedó varada hacia su mitad, más o menos. Una historia mucho más corta que la primera colaboración, algo que en teoría podíamos abarcar, pues cada año que pasaba implicaba mayor número de responsabilidades. Pero no, la encomienda se atrancó a la mitad y parece que retomarla, por una u otra razón, parece una misión más complicada de lo que la realidad dice que resultaría.
      ¿Se perderán en la noche de los tiempos las palabras ya plasmadas? El tiempo lo dirá… aunque sería una pena.
      Gracias por pasarte y comentar, Ana. ¡Un saludo!

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    1. No será por dejar pasar el tiempo, no, porque ya va algún año que otro desde que no tocamos nuestra segunda inconclusa obra. Como bien dices la perspectiva que nos da el tiempo es harto importante, así que… quién sabe si esa novela navegará océanos de tiempo hasta llegar a buen puerto.
      Sea como fuere, el Otro Mundo y todo su elenco te agradece la oportunidad que le diste de existir, eso siempre.
      ¡Un abrazo!

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    1. Muchas gracias por los ánimos, es cierto que la escritura (sin padrinos, se entiende) es un camino arduo y laborioso. Menos mal que resulta una recompensa en sí misma, ¡qué haríamos las almas juntaletras sin ella a nuestro alcance!
      Gracias por pasarte y comentar, ¡un saludo!

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