Oda a nuestra biblioteca

Teniendo en cuenta que os lo chivamos hace más de tres semanas, quizá algo sospecháis acerca del tema sobre el que versa la presente entrada. Siendo el día que es, nos toca hablaros de nuestra linda biblioteca. ¿Y qué biblioteca es esa, cómo se llama? Pues para contestar a esa pregunta hemos de remontarnos al siglo XIX. Claro, os figurareis que ello es debido a que nuestro centro del saber se ubica en un edificio con solera y rancio abolengo, un baluarte de aquella época.

Pues no, para nada. Ni parecido siquiera.

En Elche, en el siglo XIX, los hermanos Ibarra, los cuales se llamaban Aureliano (el mayor) y Pedro (el que molaba), constituían un símbolo de la cultura ilicitana: arqueólogos, escritores, pintores, ¡ilicitanos del Renacimiento! Pero claro, siendo hermanos no les quedaba otro remedio que compartir herencia, y al ser los dos tan brillantes y, sobre todo, teniendo en cuenta que los padres tienden a mimar más a los benjamines (tras haber aprendido la táctica educativa correcta después de cagarla primero con los primogénitos, aunque esta sea solo una –universal– conjetura), estamos en disposición de imaginarnos una escena parecida a la que sigue: cocina de la Familia Ibarra, Aureliano removiendo el azúcar de su café con leche, dispuesto a inaugurar el primer trago de la jornada, el que le ha de espabilar hacia un nuevo y esperanzador día. Entran sus padres y, por lo que sea, le hablan:

“–Aurelià, fill meu! ¿Recuerdas la biblioteca que teníamos para ti desde que tienes memoria? Pues mira, hablando con tu hermano que estábamos ayer, y entre los tres hemos decidido a tus espaldas ponerla a su nombre, que él cae mejor a la gente y la biblioteca principal de la ciudad tiene que ser un megahit. Per cert, le diremos al poble que tú estabas de acuerdo, así que no vayas a dejarnos mal por ahí aireando la verdad”.

También es opcional imaginarse a Aureliano boquiabierto, ¡y sin probar el café con leche! Sea como fuere, podemos fantasear con que al primogénito le sentó un poquito mal tamaño desprecio y, para guardar las apariencias, se le buscase al hermano mayor un localito donde montarle otra biblioteca. No obstante, como Pedro seguía molando más y eso tenía que notarse, además de la biblioteca, se le puso una calle. Dado que Aureliano se seguía molestando por el agravio comparativo, también se hubo de bautizar una vía con su nombre. Pero, claro, por mucho que se molestase el otro, ¡Pedro era más guay y seguía mereciendo más cosas! Como había un instituto huérfano de denominación, lo titularon Pedro Ibarra, lo que probablemente fuese al mismo tiempo (o quizá hasta la causa) que el fallecimiento de su hermano mayor, porque, al no requerirse desagraviar al pobre segundón, ya no resultaba necesario poner su nombre en carteles de instituciones como parches a la relación. Al menos, que nosotros sepamos, ningún centro educativo se llama como el sucesor primigenio, así que por algo será…

Pero nos hemos desviado del tema: a estas alturas ya deberíais estar en condiciones de imaginar qué biblioteca va a resultar la protagonista de nuestra alabanza. Queda claro hasta ahora que solo restan dos opciones: la biblioteca bueno del hermano bueno, la que mola, la biblioteca central de la Red Municipal de Bibliotecas de la bimilenaria ciudad de Elche, esto es,

Pedro mola

o la del hermano que ni fu ni fa, la del primogénito que dejaba indiferente, al que le dejaron una biblioteca para salir del paso, o lo que es lo mismo, la

Aureliano

Resultando los aquí presentes los autores de LCDOM, todos sois conscientes de que en nuestra idiosincrasia se encuentra reivindicarnos como amantes de las causas perdidas, con lo cual es un secreto a voces. Aureliano: como si fueses un pokémon, ¡te elegimos a ti!

¿Dónde se ubica la Biblioteca Aureliano Ibarra? Pues dónde va a ser, en la última planta del Centro Social Polivalente de Carrús. ¿Os suena Carrús de algo? Quizá de noticias como esta, en la que, de rebote, podéis apreciar la entrada de nuestro bienamado Polivalente.

Carrús no da para más

¿O acaso esperabais que a Aurelià le buscasen una biblioteca en un barrio bien? ¡No, de eso nada! Además, los ilicitanos nos hemos enterado por la prensa nacional de que Carrús es Mordor, y por ello los que vivimos en el barrio estamos pensando en grabarnos en todas las dermis posibles mogollón de tatuajes carcelarios, para ir ahorrando tiempo dado que, aunque no lo supiésemos, siempre hemos sido carne de presidio. También es cierto que los que visitábamos con anterioridad esta biblioteca debíamos haberlo anticipado, dado que, al encarar las escaleras del Polivalente rumbo al palacio de los libros de Aureliano (o sea, lo que viene siendo subir a pata hasta la cuarta planta), también descubríamos grafitis en los rellanos.

Bronxthers

Sí, la treta del Ayuntamiento había funcionado hasta la fecha: nos despistó con los mensajes saludables pegados en los escalones, y no nos dimos cuenta de que el grafiti significaba que vivíamos en el Bronx (un saludo al Bronx, por cierto. ¡Tenemos que hermanar nuestros barrios!). En fin, para abreviar: imaginaos el videoclip pero referido a una biblioteca.

Y, después de tanta tontería, vamos a centrarnos. ¿O ya no recordáis qué día especial es hoy?

La Biblioteca Aureliano (o indistintamente Aurelià, en valenciano) Ibarra ocupa toda la cuarta planta del Centro Polivalente de Carrús, y se divide en tres salas: Préstamo, General y Hemeroteca. De menor a mayor tamaño, la Sala de Hemeroteca sirve como acogedora antesala en la que consultar el ejemplar más reciente de las publicaciones seriadas que se reciben, esto es, periódicos, magazines y revistas (pues el último número de cada una de esas publicaciones, os guste o no, no te lo puedes llevar a casa). Si sois de los que creéis que hoy en día ya nadie consulta prensa escrita, queridos millennials, os retamos a que os paséis por aquí cualquier día a cualquier hora (bueno, menos a la hora a la que hemos hecho las fotos, que esta gente también tiene que comer y nosotros aprovechar que no quedaba nadie).

Hemeroteca

Por su parte, la Sala de Préstamo alberga la colección de libros por materias (o sea, los de la CDU, los del numerito en el tejuelo), la colección de Novela y la referente a Biografías. ¡Cuántas historias no albergará cada una de esas estanterías! ¡Y muchas son hasta buenas, lo prometemos! Y, dicho sea de paso, también aseveramos que el recodo lóbrego que aparece en el rincón de la izquierda de la foto no es tan oscuro, así que desechad la idea de acudir a pegaros el lote allí. Aquellas luces son progresivas (y, por lo visto, también un poco perezosas de más), pero, más pronto que tarde, en esa esquina se ve TODO.

 

 

Y por último, pero no por ello menos importante aunque sí mucho más grande, os presentamos la Sala General, que hace honor a su nombre porque, abreviando y redundando, tiene de todo en general. Como buena sala de referencia, alberga la colección de manuales, diccionarios y enciclopedias varias, cuyas estanterías abrazan simbólicamente las mesas en las que los usuarios, por lo que sea, siguen atestando los asientos de ese inmueble tan inútil que muchos siguen pensando que es la biblioteca pública. No obstante, esta cámara, al ser más espaciosa que las otras dos, se ve obligada a atesorar el material que en sus hermanas no posee cabida, por lo cual también alberga la Videoteca (el último videoclub que sigue en pie sin generar pérdidas, ahí queda eso), la Fonoteca (por no llamarla discoteca, no sea que alguien se confunda y aparezca de punta en blanco después de un botellón), los videojuegos (alguno se habrá quedado con cara de tonto al enterarse de que hay videojuegos, ¿verdad?) y los recursos electrónicos conocidos como “Conocimientos” (documentales, cursillos, diccionarios, etc.). Respecto a la documentación en papel, en la Sala General, aparte de las revistas que no se encuentran en curso, también confluyen las colecciones de Teatro, Poesía, Novela en inglés (no nos da para más idiomas porque somos un barrio pobre), la Sección de temas locales y la Comicteca, que a su vez se subdivide en las categorías de cómic español e hispanoamericano, cómic americano, y manga. Y si os pensáis que esto es todo, hemos de responder que ¡jamás! También se encuentran unos ordenadores que, a pesar de la existencia de señal wifi en todo el edificio (¡chupaos esa, barrios más ricos de España, o sea, todos los demás, que también tenéis wifi!), siguen trabajando para los usuarios más horas diarias de lo que cabría esperar en la era del smartphone.

 

 

Pero ¿sabéis qué es lo más alucinante de nuestra biblioteca? Y no, no es que tenga un fantasma, porque el fantasma lo pusieron en la biblioteca buena del hermano bueno, porque Pedro Ibarra merecía más caché (y más fantasmas) que su hermano mayor. Lo más mágico de este lugar es que te habla. Bueno, quizá no emita voces, pero se comunica contigo. Yo ya sospechaba algo cuando, una mañana, observé unas cuantas películas juntas en la videoteca y, vete tú a saber porqué, me evocaron a… ¡la Rosalía!

¡La Rosalía!

Podía tratarse (o tratratarse) de una casualidad, dado que la Rosalía no venía a cuento para nada, pero a partir de ese momento estuve más atento a las señales. Semanas más tarde, y juro que esto es verdad, una tarde, pocos minutos después de enterarme del fallo de un certamen literario en el que participaba y en el que, como tantos otros participantes, fracasé con mi relato breve en el mismo, agarré un libro de tiras cómicas de una estantería, uno al que nunca había prestado atención, y me encontré con esto dibujado en la primera página:

La señal

Entonces supe que el TRA TRA no había sido una casualidad y que la biblioteca se podía comunicar conmigo. Solo restaba averiguar cómo se desencadenaba dicha comunicación. No me quedó otra que emplear el método hipotético–deductivo, así que, siendo de letras puras (traducido al español cañí, viene a significar que muy listo no debes ser) y por tanto ajeno a la experimentación de campo (¿veis, veis como no es de listos?), para que la biblioteca me contestase, solo se me ocurrió lo obvio: hacerle una pregunta y agudizar los sentidos al máximo, por si captaba una respuesta. Claro, la cuestión a realizar había de estar a la altura de los acontecimientos. Debía manifestar la pregunta más trascendental de mi existencia, sí, pero… como soy de letras puras y en ese momento tenía hambre, pues formulé una chorrada:

Aureliano (llamé a la biblioteca por su nombre, claro, para que se diese por aludida): la tortilla de patatas… ¿te gusta con o sin cebolla?

Una vez lanzado al aire el (estúpido) envite, puse los cinco sentidos en cualquier tipo de estímulo que estos pudiesen captar. Al principio no sabía dónde dirigir mi atención, por lo que decidí fijarme en la videoteca, lugar en el que, por medio de un TRA TRA múltiple, la biblioteca me había dicho algo, vete tú a saber qué, sobre la Rosalía. Y, contra todo pronóstico, descubrí las respuestas de Aureliano.

 

 

Quedó claro que, por abrumadora mayoría, a la biblioteca le gusta más la tortilla con cebolla, aunque no le hace ascos a la que no lleva porque se deduce que también tiene cabida en su colección. Entonces, a sabiendas de que podía entablar una especie de conversación con la biblioteca, me explayé con ella. Lo siguiente que le pregunté fue “Aureliano, Carrús no es un barrio tan malo, ¿verdad que no?”, e inmediatamente mis ojos encontraron otra respuesta en los tejuelos:

Carrús rocks

Entendí de esta manera que estaba tratando con una biblioteca honesta, por lo que decidí contarle que había escrito una novela a medias con un tío listo, que no era de letras puras ni nada parecido, y, para que me diese su sincera opinión sobre la historia que ambos narramos, le relaté el verdadero significado de LCDOM. E inmediatamente después de mi confesión, ante mis ojos se posó este críptico mensaje:

LCDOM

Quise creer que Aurelià no había captado la historia dado que entre sus fondos no se encuentra LCDOM, y que por eso no tenía ni repajolera idea de nada relacionado con el libro. Empero, para contradecirme, guió mis pasos hacia un título del maestro Philip K. Dick en cuya tapa, agarraos, aparecía una protoVistinu en toda regla. ¡Era como darse de morros con el programa de “Cómo se hizo…” sobre la portada de Las crónicas del Otro Mundo! Dicha imagen explicaba muchas cosas. Por ejemplo, por qué en ninguna de las cubiertas de LCDOM se muestra el ojo izquierdo de Vistinu: ni más ni menos que porque se le había salido mientras la ensamblaban. Juzgad vosotros mismos:

bluEvolution

Resultaba un duro golpe a la línea de flotación del Otro Mundo, ya que dicho descubrimiento refutaba toda nuestra investigación sobre la chica que no era azul, pero aun así le di las gracias por arrojar luz sobre el asunto. Asimismo, le confesé que me alegraba de tener la oportunidad de comunicarme con la biblioteca. Ahí no reparé en contestación alguna por su parte. Entonces osé añadir que tenía la firme convicción, que sabía a ciencia cierta, que su sentimiento hacia mí era mutuo.

Un cúmulo de tejuelos volvió a destacar como por arte de magia:

Carrús rocks

He de admitir que aquella declaración me molestó un poquito, por lo cual argüí que tenía la certeza de que mi compañía resultaba estupenda, y amenacé con coger la puerta y salir de allí si no me contestaba con mayor corrección. ¿Y qué fue lo siguiente que capté?

¡Vete!

Y eso hice, porque, para ver cómo se ríen de mí en un barrio pobre, ya puedo hacerlo cómodamente repantingado en el sofá de mi casa. No obstante, desde aquí queremos aprovechar esta entrada/enajenación para desearle a nuestro bienamado templo de la cultura

¡¡¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA BIBLIOTECA!!!

EPÍLOGO

Tal vez este post no responde a su propio compromiso expresado en el título, oda, entendida como “composición poética lírica de tono elevado, que generalmente ensalza algo o a alguien”. Lo que no se puede negar es que la biblioteca, Aureliano en este caso concreto, nos inspira. Ampliando el marco, unas veces lo hace con historias que tratan de trascender o de competir en certámenes como Una deuda pendiente, y en otras ocasiones nos insufla sainetes como el hoy plasmado. Sin embargo, nadie podrá rebatir nunca que las musas de la biblioteca son amigas nuestras, para bien o para mal, para relatos decentes o para crímenes contra la literatura, y nos enorgullece poder sentirnos tan sumamente copartícipes de la existencia de estos centros. Os deseamos a todos el mismo orgullo que sentimos nosotros al clamar sin tapujos que amamos las bibliotecas. Feel it!

Pd. Ningún Pedro Ibarra ha sido maltratado durante la redacción de este post, aunque parezca que nos desborda la inquina. Nada más lejos de la realidad, porque, de hecho, desde LCDOM reconocemos sin ambages que nuestro objetivo es ser más Pedros que Aurelianos, y aspiramos a que, algún día, existan adolescentes ilicitanos que, quieran o no, hayan de matricularse en el Instituto de Educación Secundaria Las crónicas del Otro Mundo.

31 comentarios en “Oda a nuestra biblioteca

    1. ¡Muchas gracias! Dado que el año pasado ya habíamos elevado una loa a la biblioteca no queríamos caer en la repetición; por suerte, la existencia de los Ibarra y, sobre todo, que el notable Aurelià se encuentre en el célebre Carrús mientras el sobresaliente Pedro dé nombre a la Biblioteca Central de la red, nos permitía tirar de sátira. Fue topar un buen día con el TRA TRA y entender que la propia biblioteca, por su ‘cumple’, este años nos pedía que le regalásemos sorna.
      ¡¡¡Feliz Día de la Biblioteca!!!

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      1. Pues entonces te damos las gracias de antemano por sumarte a la iniciativa. Hoy estamos encontrando muchos modos de homenajear la biblioteca, desde haikus a ‘space operas’, y es un gozo contemplar cómo estos centros son capaces de inspirar tan distintas musas.
        Muchísimas gracias por lo que nos toca, y ¡feliz Día de la Biblioteca!

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    1. Cierto y además real, porque si bien lo plasmado en esta cómica entrada es satírico, en la realidad Pedro Ibarra, a la muerte de su hermano mayor (la diferencia de edad entre ambos era considerable, 24 años, hijos de distintas madres), quiso escribir su biografía fruto de su admiración. El boceto de esta obra titulada ‘Plan General para el libro: Aureliano Ibarra y Manzoni’ se conserva en el Archivo Municipal de la ciudad.
      ¡Un saludo, Jorge!

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  1. Ja, ja, magnífica Oda a la biblioteca. Y muy sugerente, como es habitual en vuestras publicaciones. No conocía El Barrio de Carrús, aunque suele haber un Carrús en todas las ciudades y se parece bastante al barrio en el que me crié, aunque el mío no tuvo biblioteca mientras viví allí, por eso mi iniciación fue en la de la capital, Tarragona. Por cierto, no me importaría nada que Michelle Pfeiffer me diera unas clases particulares en «el recodo lóbrego que aparece en el rincón de la izquierda» 😉 Un saludo y enhorabuena por la entrada.

    PS: muy interesante y aleccionador lo de los fantasmas de la biblioteca «Noble», la de Pedrito, perdón por las confianzas, es que después de vuestro artículo lo considero de la familia aunque reconozco que Aureliano –a parte de un nombre más molón, ni comparación vaya– tiene mi simpatía. Pues eso, que casi siempre al final acaban siendo ratas, pobrecitas.

    ¡FELIZ DÍA DE LA BIBLIOTECA!

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    1. Normal que te caiga bien Aurelià, lo hemos pintado de víctima inocente maltratado por la injusticia familiar, pero vete tú a saber cómo era cada uno en Casa Ibarra: ¿estaremos manipulando la historia y pintando de bueno al que era malo?
      ¡Igual que Carrús, qué mala prensa tiene mi pobre barrio! Y lo cierto es que, lo confesamos, hay manipulaciones en el contexto del post: el Centro Social Polivalente no está en Carrús Este, sino en el otro (que per se no lleva el apellido ‘Oeste’). Y, más sangrante todavía por nuestra falsedad, aunque tenga el título oficial, Carrús tampoco es el barrio más pobre de Elche. De hecho, el que ostenta ese galardón real ni siquiera entra en el ranking oficial, y mira que hay barrios ilicitanos personados en el mismo…
      En fin, a lo que vamos: gracias por pasarte, gracias por apoyar la iniciativa y ¡feliz Día de la Biblioteca!

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  2. Pingback: Oda a nuestra biblioteca // Las crónicas del Otro Mundo | Ace Friends & Bloggers News

    1. Cierto es que resulta curioso que facebook haya capado gran número de blogs de wordpress bajo esa etiqueta de ‘ofensivo’. Sin saber a qué responde, lo cierto es que las redes sociales se curan en salud cuando algún graciosillo se lía a etiquetar sites inocuos como amenazas reales. Sin ir más lejos, ayer (o anteayer, no lo recuerdo) eliminaron las fotos de un cocido por considerarlo ‘violencia explícita’… La realidad supera muchas veces a la ficción.
      A lo que vamos: estamos de celebración, con lo cual ¡feliz día de la biblioteca, un saludo!

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    1. ¡Muchas gracias por apoyar la iniciativa, Rebecca! Nos encanta haber conseguido un homenaje bilingüe para nuestras amigas las bibliotecas.
      (Aunque lo cierto es que no conseguimos acceder a la versión española del ensayo por medio de los enlaces, no sabemos si es un problema técnico nuestro o de los links)
      ¡Saludos!

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    1. Quizá el problema de las bibliotecas es que están ahí desde siempre, y por ello son entes que damos por hecho, desaprovechados e incluso infravalorados. Como en tantas otras situaciones, no sabríamos apreciarlas en todo su esplendor hasta el momento en que las perdiésemos.
      Uy, qué escalofrío al decirlo. ¡Quita, quita, que no las perdamos nunca!

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  3. Buenas tardes, como quedamos que el 24 de este mes era el dia de las bibliotecas, publiqué ese dia un relato sobre mi experiencia como bibliotecaria en Tierra Santa. Si te apetece, pásate en facebook por «Buenos Relatos » o por mi página Mary Carmen Múrtula.
    Hasta pronto

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    1. ¡Se nos escapó! El Día de las Bibliotecas intentamos publicitar todas las entradas que hacían referencia a estos centros, pero nuestros tentáculos no pudieron o supieron acceder a todos los posts dedicados a tal fin. Lamentamos no haber podido atender antes a tu escrito, vamos a echarle un ojo pero ya.
      ¡Un saludo!

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  4. ¡Qué gusto reencontrarme con vosotros! ahora me doy cuenta de lo que os he echado de menos y lo que me he perdido, a ver si me pongo al día con el blog.
    Si un día voy a Elche, visitaré al Aureliano, a ver si a mí me deja mensajes y si no es así me conformaré con bailar el tra tra tra…
    Como siempre, vuestra maestría es espectacular para crear historias con chispa.
    Unos abrazos para los dos.

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    1. Si finalmente visitas la biblioteca de Aurelià recuerda que la prensa la ubica en el barrio más pobre de España, así que no olvides traer escolta, dos o tres guardaespaldas, un par de GEOS y una pequeña limosna para el bibliotecario, que seguramente aceptará sobornos.
      Agradecidos por el reencuentro, Estrella. ¡Abrazos renovados!

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