Love story

¿Qué ha dicho, qué?

Que el ascensor no funciona.

Sí, hombre. Como no hay hoteles en París, me has traído al que tiene el ascensor escacharrado. ¿Y qué dice ahora, qué?

No la interrumpas, que si no no me entero de lo que dice.

El que no se entera soy yo, que tú sí entiendes el francés. ¿Qué ha dicho?

Que nos pueden subir las maletas ellos, pero tendríamos que esperarnos hasta las cuatro de la tarde.

Joer… Venga, no pasa nada, ya las subimos nosotros. Siempre podría ser peor. ¿En qué planta nos ha dado la habitación?

En la octava.

¡Joder! Bueno, no pasa nada, siempre podría ser peor. ¿Y cuántas plantas tienen?

Ocho.

Ah… pues mira, no, no podría ser peor.

Escalónescalónescalónescalónescalónescalónescalónescalón y rellano, escalónescalónescalónescalónescalónescalónescalón y rellano, suspiro de resignación, escalónescalónescalónescalónescalónescalónescalón y rellano, suspiro de resignación y maldición entre dientes, escalónescalónescalónescalónescalónescalónescalón y rellano, escalónescalónescalónescalónescalónescalónescalón y rellano, composición espontánea e irritada de lo que podría ser la primera estrofa de una sevillana (Yo me cago en París, en París yo me cago), escalónescalónescalónescalónescalónescalónescalón y rellano, mirada ojiplática.

Sol de mi vida, cuando te han comentado que el ascensor no funcionaba… ¿te han dicho algo del Tour de Francia?

¿Por qué dices eso?

Porque nos han puesto avituallamiento.

 

 

Anda, mira qué majos. En el fondo les sabe mal.

Disculpa, pero ese cubo rezuma cachondeo.

No, son cubitos.

Te digo yo que es cachondeo.

No refunfuñes: cuando tengas una prueba de que se están cachondeando, le echas una foto.

Escalónescalónescalónescalónescalónescalónescalónescalón y rellano, escalónescalónescalónescalónescalónescalónescalónescalón, rellano final, mirada triunfal.

Mi luna y mis estrellas, ¿te reafirmas en que, si hallo una clara evidencia de que se están riendo de nosotros, he de fotografiarla?

Por supuesto.

Pues saca la cámara.

Evidencia número 1, señor juez

***

Pichurri, ya he vuelto.

¿Has encontrado el aseo?

He encontrado pruebas de que París se cachondea de nosotros.

¿Y el aseo?

Eso también. Le he preguntado dónde estaba al camarero que te ha dicho que no hablaba español, así que, para que me comprendiese, le he entonado un interrogante “Le toilette?”.

¿Y le has entendido?

Pues como me ha contestado “ariba a la isquierda”, como para no hacerlo.

No refunfuñes, tú disfruta. ¿No te gusta París, con lo bonita que es?

Las escaleras del aeropuerto, las escaleras del metro, las escaleras del hotel, las escaleras de ariba a la isquierda. ¡Eso es todo lo que hemos visto! ¿Qué escaleras son esas tan bonitas que has visto en París?

***

Ventrículo izquierdo mío, ¿el falo hipertrófico y verde ese del fondo qué es?

La columna Vendôme. La mandó construir Napoleón para celebrar su victoria en la batalla de Austerlitz.

¡Pues no tenía ego, el colega! O eso, o tenía un cuñado constructor: batalla que gana, monumento que se erige. Espera, espera: en lo alto hay una estatua. ¿Es de Napoleón?

Sí, vestido de general romano.

¿Cómo? ¡Eso no es ego, es otro nivel!

¿Por qué lo dices?

¡Ostia, de general romano, que no le tocaba nada! Es como si yo ahora llego al gobierno y me erijo una estatua ataviado como Hernán Cortés.

¿Como Hernán Cortés?

O como Isabel la Católica, yo qué sé. Ya se lo he mandado al Chele por whatsapp, diciéndole que Napoleón se ha construido una estatua vestido de general romano. Él sabrá apreciarlo, a ver qué me dice. Mira, responde “jajaja, el primer cosplay de la historia”.

La verdad es que el monumento lo ordenó Napoleón para su batalla, pero la estatua para rematar la columna la mandó construir su nieto Napoleón III.

Ya… bueno, sinceramente, no me queda claro si me gustaría que mi nieto me construyese una estatua vestido de Isabel la Católica. Oye, ¿Napoleón echaba rayos por los ojos?

Napoleón antimisiles

***

¡No, miocardio de mi alma, no transijo!

¿Cómo puedes decir que París no es tan bonita?

¡Eso es un molino con bombillas encima de un garito!

¡Pero es el Moulin Rouge!

¡Sí, es rouge, pero sigue siendo un moulin encima de un garito! ¿Eso lo convierte en bonito?

Pero se trata del conjunto de la ciudad. ¿Acaso no te parece bonita la Torre Eiffel?

¿Quieres que te diga qué hacen en este barrio con la Torre Eiffel?

Sí.

Saca la cámara.

 

 

***

No sé, firmamento de mi ánima… Yo tan barato, tan barato, no lo he visto.

¿No te ha gustado la cena?

No he dicho que no me haya gustado, solo que tú dices que ha salido súper barato.

Es que París es caro.

Por eso mismo debe ser que no me parece barato…

Pero los platos han estado bien, ¿no? ¿Hay alguno que no lo valga?

Nos han cobrado 9 euros por una pera.

Pero la han bañado en chocolate bueno.

Ok, pues 9 euros por una pera con chocolate.

También llevaba caramelo salado.

Vale, pues han pelado una pera y le han dado un baño de 9 euros.

¿De verdad te ha parecido tan caro?

No, lo que digo es que no me ha parecido tan barato. Vamos, que no es la repera. ¿Qué has estado hablando con el camarero en ese idioma francés que tanto me desconcierta?

Poca cosa. Como sabe que somos españoles me ha dicho que él ha visitado Madrid, Toledo y Málaga. También me ha dicho que su vecino tiene un chalet en Málaga, y que aquel le ha comentado que, en los días en los que el cielo y el mar están muy claros, desde allí se ve África.

¡Ah, bueno! Entonces la cena nos ha salido baratísima.

¿Y eso por qué?

Porque te ha vendido la moto, pero no nos la ha cobrado.

París es la repera

***

¿Pero por qué te pones de mal humor, con todas las cosas bonitas que estamos visitando?

Arritmia mía, va a ser eso: que las estamos visitando, sin traje ignífugo ni nada…

Ella muy hecha y yo al punto

La verdad es que tienes razón, es insoportable. Aunque sea corto, el próximo desplazamiento lo hacemos en metro.

¿Tú sabes si el bicho de Daenerys está escondido en las vías?

No.

Pues lo parece.

También es cierto…

***

¿En serio no te parece preciosa?

Soplo cardiaco que me circunscribe, me sigue pareciendo un montón de hierros. Muy alta y fuertemente atornillada, pero sigue siendo una montaña de chatarra. ¿De verdad es tan bonita?

Chi.

Pues vale.

¡Dame un besito!

Pues vale… Y después de bajar de aquí, ¿qué nos falta?

El crucero por el Sena. Y no te preocupes: después al hotel, a descansar.

Mi vida: a un hotel sin ascensor no se va a descansar, sino a fortalecer glúteos y cuádriceps entre rellano y rellano.

¡Me has llamado mi vida! ¿Ves como me quieres?

Bueno… cada día que estoy en París un poco menos, pero sí. Ahí me has pillado.

¿Ves como París es romántico?

(Recalculando cómo protestar ante tamaño absurdo.

Recalculando…

Recalculando…

Rindiéndome)

 

 

Y así cerramos el blog por vacaciones hasta que nos hagamos a la idea de volver, con este relato basado en la historia real de mi viaje a París con la parienta, cuyos diálogos son bastante más literales de lo que cabría imaginar para una mente sana. Esperamos que disfrutéis con esta tórrida historia de amor (tórrida evidentemente por la temperatura ambiente) al mismo tiempo que os deseamos unas vacaciones con MUCHOS menos escalones en su devenir.

Pd. Es un molino con bombillas, no le deis más vueltas. Ya las da él, es su trabajo.

 

88 comentarios en “Love story

  1. elcieloyelinfierno

    ¡¡Brillante entrada!! Aplauso vivo para tus nervios de acero y mejor templanza, superada solo por Sancho del Quijote. Te recomendaría que la próxima, no te gastes tanto, chaval y la llevas a la Cantabria. Un abrazo.

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    1. A estas alturas del cuento ya se puede prever que la que me arrastra es ella a mí, así que lo de Cantabria se lo deberías comentar a ella (aunque lo tienes hecho, porque el norte le encanta). Pero, por mi parte, solo una pregunta: las peras de allí, ¿a cuánto están?
      Gracias por comentar, ¡abrazo de vuelta!

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  2. La historia está en tu mente

    Me ha gustado mucho, me he reído un rato. Aunque discrepo de manera radical con tu pulmón izquierdo: a mí París me parece maravilloso incluso cuando lo recorro a dos grados bajo cero, lloviendo y pernocto en un quinto sin ascensor. Hay que verlo con optimismo: vuelves más fuerte y con el cutis renovado. Un abrazo.

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    1. Tiene que haber gente para todo, así que para quejarse de que París no es ‘tan bonita’ (ni las peras ‘tan baratas’) aquí estoy yo contra el resto del mundo. Eso sí: guste o no, de París se viene con los glúteos tonificados de tantas escaleras, eso se lo concedo ampliamente.
      Gracias por pasarte (por aquí y por París), ¡un abrazo de vuelta!

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    1. Si no es que estuviese mala la pera, solo que no resistía la comparación. Me explico: todos los postres costaban lo mismo y, a mi alrededor, en las mesas se veían enormes trozos de brioche retostado, grandes fuentes de créme brûlée en llamas… y a mí me pelaron una pera. Se puede decir que me sirvieron en plato sopero la inspiración para este post.
      Gracias por pasarte como siempre. ¡Un saludo!

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      1. Algo debe tener París para que enamore a tanta gente, pero añado: es más fácil enamorar a tanta gente con buenos ascensores y aires acondicionados instalados cuando el sol también ha hecho una escapada y se encuentra en París a pie de calle.
        ¡Gracias por el comentario!

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      2. Mi visita a París no tuvo nada de eso. Estábamos en el camping Bois de Boulogne, lloviendo buena parte de los días, y lleno de turistas que acudían a un evento deportivo. Pero fue una de nuestras mejores experiencias. Nos enamoró París. 🙂

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      1. No tiene pinta, que para cuando llegue la San Silvestre ya me he encargado yo de trocar músculo en grasa vía comida basura.
        ¡Casi sonrío porque me obligaban! «Tienes que salir guapo en las fotos de París», me decían una y otra vez en vez de enviarme con mi tío y mi tía a Bel·Air.

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      1. La verdad es que tienes razón:
        1) He vuelto.
        2) Lo he contado.
        Lo que nunca, jamás, me habría esperado es volver a mi tierra después de visitar Europa, y mi tierra = Elche = infierno estival perpetuo, y pensar tras mi experiencia europea que este calor no es para tanto. Anoche casi tuve frío, con lo que, probablemente, el sol de París me haya modificado el ADN.
        Sorpresas te da la vida…

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  3. Jajajaja, ¡me ha encantado! Es la mejor love story que leo desde hace buen tiempo. ¡Y es puro diálogo! Por cierto, que no podría haber sospechado que era real si no fuera por las fotos adjuntas y, claro,, la aclaración final. Pero al final quedan las anécdotas y los recuerdos. ¡Un abrazo y felices vacaciones, que en Lima aún estamos en invierno!

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    1. Pues sí, real como la vida misma. Cada escalón era real, cada grado centígrado era real, cada gota de sudor era real y cada euro que costaba la pera era real. Pero bueno, como dicen por aquí, al menos he sobrevivido para contarlo, así que bien está lo que bien acaba. Y no te preocupes por estar en invierno, que quieras o no te llegará inexorablemente el verano (y esperemos que no te arribe tan bruto como el de París).
      ¡Saludos, Mocca!

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    1. Seguro que una vez concluida la ola de calor parisina vivirlo será mejor que leer nuestras aventuras francesas a 40º, así que quedáis todos invitados a experimentar París en primera persona.
      «Invitados» figuradamente hablando, porque no tenemos dinero para pagar peras a todos los tripulantes del submarino…
      ¡Un saludo!

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    1. Y no estaba mala la pera, para qué mentirnos… Ahora bien, después de ver desfilar a mi alrededor postres kilométricos al mismo precio, ver llegar una mera pera desnuda (porque la bañaron en directo) fue un foco de frustración. Y después de un sol tan perpetuo e inconmensurable, otro foco me parecía demasiado para un mismo día.
      Gracias por pasarte, Alicia. ¡Un saludo!

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    1. Pues entonces contigo hemos batido dos récords:
      1) Hacerte sentir en familia, porque sospechamos fehacientemente que ninguno de los dos blogueros aquí presentes somos tu tío.
      2) Según declaras, hemos conseguido que ‘escuches’ un texto escrito. ¡Ojo, que no es poca cosa! Algunos solo llegan a conseguir efectos semejantes con ayahuasca.
      Así da gusto pasar calor en París, si es que al final somos todos casi familia. Gracias por pasarte, Sandra. ¡Un saludo!

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  4. Pingback: Love story — Las crónicas del Otro Mundo – LaFabricaDeHummus

  5. ¡Vaya! ¡qué suerte he tenido! ¡viajar a París en plena cuarentena! porque he vivido con vosotros el viaje, las escaleras han acabado conmigo y eso que me bebí entera una de las botellas en el avituallamiento. Yo creo que me hubiera metido en las Galerías Lafayette ¿se llaman así? que seguro que tienen aire acondicionado y no me hubiera movido de allí en todas las vacaciones… ¡¡ufff, qué calor he pasado leyéndote!
    Nada, que me he reído un montón y eso viene muy bien en tiempos de confinamiento.
    Abrazos.

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    1. Que sepas que has dado en el centro de la diana. El último día, ya que el avión salía bien entrada la noche, pensábamos seguir aprovechando para ver cosas hasta el último momento… pero, tras varias jornadas a más de 40º, claudicamos y pasamos nuestras últimas horas en El Corte Inglés de allí (o como tú lo has llamado con el nombre correcto) y demás sitios refrigerados. Y tampoco te creas que el aire acondicionado era como el nuestro, que lo tendrían a tope pero enfriaba la mitad.
      Resulta muy absurdo que un ilicitano y una murciana no hayan pasado más calor en su vida en otra ciudad como París, pero ¡sorpresas te da la vida!

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