A lo largo de la historia, las distintas sociedades han ido definiendo el concepto de pobreza en base al contexto social y económico de cada época o región. No obstante, a pesar de existir una amplia diversidad de conceptos, hay un factor común que nos serviría de nexo entre las diferentes interpretaciones y que nos ayudaría a dar una respuesta universal a la pregunta: ¿qué es la pobreza? Y es que, citando a toda una referencia en la atención a los necesitados como fue Teresa de Calcuta <<para mí, la pobreza es una especie de privación de algo que todo ser humano tiene el derecho natural de tener>>, podríamos resumir que ser pobre es carecer de lo necesario para vivir dignamente.
En este sentido, en un mundo cada vez más interconectado, la necesidad de información se ha convertido en un derecho natural cuya simple carencia, podríamos asegurar sin temor a equivocarnos, puede llegar a poner en peligro la propia dignidad de la persona. Hoy en día, no solo es pobre el que carece de las circunstancias laborales apropiadas, ni el que su nivel de ingresos no le permite cubrir los niveles mínimos de nutrición, salud, etc. La pobreza de información se ha convertido en un hecho diferenciador dentro de las clases sociales modernas, sesgando a la población en base a su capacidad, no solo de acceder a la información, sino también de interpretarla y explotarla para su beneficio.
Si bien, el progreso tecnológico como motor de cambio tiene el potencial suficiente para erradicar las antiguas formas de pobreza, la evidencia nos muestra lo contrario, esta no solo sigue acentuándose en un tercer mundo cada vez más asfixiado por el cambio climático, sino que, además, auspiciadas por este progreso tecnológico, están surgiendo nuevas manifestaciones de las mismas, si cabe, más virulentas y agresivas que las anteriores.
Este nuevo tipo de pobreza surge como un detrito residual del llamado capitalismo informacional donde <<la generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder>> y que, ya en la década de los 80, supuso un replanteamiento de los medios productivos en lo que algunos, en nuestro eterno afán por poner nombres, denominaron como Revolución Informacional, estableciendo las bases para un nuevo tipo de frontera social: la del conocimiento tecnológico. Sin embargo, esta revolución no fue un hecho aislado que surgiera en un momento del pasado y pereciera sin más, se trata de un proceso en continua evolución que dura hasta nuestro días, volviéndose cada vez más y más sofisticado, llevándonos a un nuevo concepto, el de la <<Industria 4.0>> o Industria Inteligente, un nuevo hito que supondrá la digitalizando por completo de todos los procesos productivos de las fábricas.
Los avances en los diferentes campos de la inteligencia artificial, la robótica, el aumento exponencial en el procesamiento masivo de datos, así como la irrupción de nuevas tecnologías como IoT o blockchain, llamadas a liderar el futuro, traerán sin duda enormes beneficios para la humanidad y una nueva fuente de competitividad para las industrias occidentales, no obstante, una gran parte de la población se verá a merced de una tecnología cada vez más compleja, incomprensible para el gran público y de la que, sin embargo, dependerán por completo para su subsistencia.
Los Estados no deberían dar la espalda a esta realidad ya que no se trata de la clásica división Norte-Sur, la pobreza de información no se concentra únicamente en aquellas regiones geográficas tradicionalmente ligadas al subdesarrollo, donde es obvio que la falta de recursos e infraestructuras suponen ya de por sí una exclusión tecnológica insalvable, sino que también afecta a las sociedades del primer mundo; tener un simple computador, móvil, etc., conectado a internet no exime de ser excluido del Sistema. Es necesario disponer de unas ciertas habilidades digitales para evitar caer en un estado de vulnerabilidad, de ostracismo social, condenado a un estado de dependencia continua para poder moverse dentro de la urdimbre digital, excluido de un mercado laboral cada vez más exigente en este tipo de competencias, un mercado laboral que en pocos años será fagocitado por la ciberindustria del futuro.
Así, aquellas personas incapaces de valerse por sí mismas, se verán abocadas a un estado de marginalidad, de pobreza, porque al fin y al cabo: <<La pobreza es sentir humillación, tener una sensación de dependencia, verse obligado a aceptar un trato grosero, insultante e indiferente, cuando uno solicita ayuda>>.
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Thanks for sharing it, Ian.
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Welcome now and always hope you both are well ⭐️😊👍
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¡Muy interesante Carlos!
Deberíamos tener presente que la autoformación actualmente es más necesaria que nunca.
Yo soy Ingeniero Informático y mi profesión me obliga a documentarme y estar al corriente de hacia dónde va la Industtria tecnológica.
No podemos estudiar una carrera y trabajar 40 años en lo mismo y jubilarnos. Actualmente, los trabajos cambian y mucho y más que van a cambiar.
También me gustaría aclarar, que aunque estemos al día de lo que hay, el conocimiento y el consiguiente dominio del mercado y del usuario final, lo tendrán unas pocas empresas como google, facebook o amazon (y lo tendrán escondido y lo usarán según les convenga).
Así que estar informado simplemente te previene de lo que va a venir, pero no te salva de la situación.
¡Adaptarse o morir!
¡Todos nos veremos afectados!
¡Un abrazo Carlos!
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Buenas David
¡Gracias por tu comentario! La verdad es que el mercado nos obliga a estar en una formación interminable, pero lo cierto es que en estos últimos años se está produciendo una aceleración tecnológica tan brutal, que apenas terminas un proyecto y la tecnología con la que has trabajado se ha quedado obsoleta, incluso, podríamos asegurar que recién has terminado de formarte en una determinada herramienta y ya tienes que empezar a formarte en la siguiente que la sustituye. Esto, aunque parezca una locura, es algo que asumimos con total normalidad en nuestro día a día, sin embargo, con nuestra connivencia es muy probable que también estemos perdiendo algo por el camino.
Nosotros tuvimos la oportunidad de elegir qué queríamos ser, pero en un futuro cercano es muy posible que no sea tan sencillo, y como bien dices, solo sea cuestión de: ¡Adaptarse o morir! ¡Tecnología u olvido!
¡Un abrazo!
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¿Qué quieres decir con tecnología u olvido?
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Era simplemente para enfatizar esa necesidad de adaptación continua al cambio tecnológico, o quedar excluido de una sociedad cada vez más tecnodependiente.
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Muy interesante. Cuando no quede un solo ser vivo sobre este planeta porque lo hayamos vuelto inhabitable, el proceso de producción seguirá su curso inalterable… Si existe el Infierno se debe parecer mucho a esto. ¡Saludos!
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Gracias por el comentario, Juan. La verdad es que ni el más avezado escritor de ciencia ficción habría imaginado un escenario parecido: todo un tejido productivo, a escala planetaria, formado por una red de fábricas inteligentes que producen de manera autónoma, sin mercados ni consumidores, sin más sentido que seguir funcionando.
Un saludo!!!
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Yo ya veo la formación como algo accesorio, más que obligatorio, más cuando pierde valor por pura inflación académica.
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¡Muy cierto! Útil reflexión en esta era informática… Sí, la pobreza también se ve acrecentada en ese ámbito… Si no vamos a la par con los avances tecnológicos e informáticos, sabiendo utilizarlos, vamos quedando en desventaja… ¡Es triste, pero es la verdad! 😦
¡Un abrazo, LCDOM! 😉
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Es tremendo pensar en ese futuro en que estaremos casi sometidos a la tecnología, porque irá, está yendo, mucho más rápida que nuestra capacidad de absorber conocimientos.
Nunca había pensado en ese tipo de pobreza pero sí, el no estar al día es estar marginado del avance de la humanidad.
Abrazos.
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Genial ! Gracias por el artículo
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El tema es que el proceso informático está ligado directamente con la tecnología digital quien abrió la posibilidad de cambios permanentes
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