Viernes de Navidad

Domingo, 24 de diciembre de 2017: empezará la Navidad. En el momento en que se reúna la familia alrededor de la mesa para celebrar la unidad, la conmemoración de una tradición que, se comparta ideológicamente su fundamento o no, congrega a la parentela. Consanguinidad o vínculo político, tanto monta el lazo que suelde la cohesión de todos esos semejantes aglutinados por una histórica usanza. Los villancicos, la felicidad, la bonanza, la esperanza, la ilusión… Aunque, si en realidad hablamos de ilusión y esperanza, de felicidad y bonanza, teniendo en cuenta nuestra naturaleza humana, quizá debamos retroceder un poquito en el calendario.

Viernes, 22 de diciembre de 2017, Premio Gordo de la Lotería Nacional: empezará la Navidad (española). Porque el dispendio abonado en décimos participantes en el Sorteo por antonomasia de (casi toda) la Península Ibérica puede ser equiparable al desembolso realizado para sufragar los ágapes navideños, en función del grado de ludopatía del sujeto comprador (que puede oscilar entre nulo, que es el nivel óptimo y más de lo aconsejable, que no lo es ni de lejos). De hecho, la perspectiva cándida de conseguir que el azar bendiga esas fechas es dada por la esperanza y la ilusión. Y si es posible, que el azar bendiga también el resto de la vida: preferiblemente, esta última opción. Imagínense lo feliz que se podría hacer al elenco preciso y delimitado de semejantes alrededor de la persona ganadora. Gracias a la llegada de la Navidad, ¡cuántas cosas se podrían conseguir! ¡Cuántos sueños se podrían cumplir! ¡Cuántos servicios y productos se podrían adquirir! Aunque, si en realidad hablamos de consumismo, puede que tengamos que recular un poquito más.

Nombre de algún día de la semana, mediados de diciembre de un año inconcreto: empezando la Navidad. A las puertas del Gordo, como una semana antes, se disparan los precios del género y las personas se apelotonan en todos los comercios que alberguen algún producto que pueda considerarse regalo. Las jugueterías hacen su agosto, y las marisquerías despachan a las futuras víctimas del holocausto crustáceo navideño de tal forma que parece que exterminarán todo ese subfilo de los artrópodos. Las prisas ya se sabían malas compañeras, pero comprar en el último momento, cuando el importe es el más elevado, es lo más parecido a una tradición navideña. No obstante, alguna mente brillante, sobre todo preocupada por el capital, pensó que quizás, solo quizás, si se subía el precio de todos los artículos en todas las tiendas recién cumplida la quincena del mes, la gente lo pagaría al mismo precio, tan caro como fuese posible, porque era Navidad. ¿Por qué restringir la primacía prematura de la época a sus dulces típicos? Si el consumismo resulta tan típico de la época como el turrón, el dictamen empresario es aprovecharlo: hay que invertir en espolear el ansia de pagar, regalar, acopiar antes de que sea más tarde, porque valdrá la pena. Aunque, si en realidad hablamos de estimular las ventas, podemos desandar las fechas un poco más.

Nombre de día de la semana, aproximadamente 2 o 3 de diciembre, año inconcreto pero más o menos próximo al actual: ya había empezado la Navidad. Es cierto que el intercambio de dinero por bienes navideños se ha impulsado incluso antes, pero, por alguna razón, se ha decidido que el resto de la existencia circundante no se podía quedar atrás en dicha carrera. Cuando aún casi ningún empleado ha visto reflejado su sueldo en la cuenta bancaria, su Ayuntamiento ya ha colocado la tradicional iluminación navideña segmentando el espacio aéreo de las calles, y entorpeciendo con su encendido la visibilidad de algunos de esos semáforos con complejo de cuello de jirafa. En algunos de los balcones se aprecian algunos Reyes Magos pigmeos subiendo por una escalera de su misma escala, aunque la invasión de varios Papa Noel liliputienses, también interesados en la escalada por los barrotes de esos ventanales, deja en franca minoría a esos monarcas que, según cierto libro, sí se encontraban en la sala de maternidad/pesebre del nacimiento del niño Jesús. Lo apostillamos así de pasada porque, si no erramos en la creencia, todo esto de la Navidad parecía que iba sobre el nacimiento del niño Jesús (no entramos en la cuestión de si nació en otra época del año, y ni mucho menos en si nació cuando tenía -5 años, lo que constituiría todo un Expediente X), pero parece claro que el invasor gordito, bonachón y con barba le está ganando la partida a la terna de Oriente (y eso que son tres contra uno). Por alguna razón desconocida, también afloran los pingüinos en muchos comercios y escaparates. Es cierto que son seres que se sienten como pájaro bobo en el agua, pero su presencia, tan solo explicada porque los copos de nieve aparecen por todas partes, resulta un poco extraña si se reflexiona con la cabeza fría (porque, eso sí, ya hace frío). Pero, en definitiva, no se puede estirar más hacia atrás en el calendario el espíritu navideño. Aunque, si en realidad hablamos de vertiente consumista por Navidad…

Lunes, último de noviembre o primero de diciembre, Cyber Monday: ¿ha empezado la Navidad? No, no es posible, ¡si no tiene nada que ver! El Cyber Monday es el espécimen que alguien que no quería matar esa gallina de los huevos de oro denominada Black Friday se sacó de la manga, poniéndole el collar de ventas por internet al mismo perro. Y no tiene nada que ver con el espíritu navideño, es cierto… Pero en los escaparates de muchos comercios físicos ya aflora algún Papa Noel, algún pingüino, algún árbol de Navidad, algún copo de nieve… Porque el Black Friday dio el pistoletazo de salida a la campaña de Navidad. Puede resultar absurdo, pero hoy en día la Navidad comienza el último viernes de noviembre, ya que la Navidad comienza cuando ellos nos ordenan que comienza, con su correspondiente campaña. ¡A aquellos que aman la Navidad les va a encantar, porque ahora empieza en noviembre!

Evidentemente la Navidad no es eso. ¿O sí? Fundamentalmente, depende de para quién. Depende de las vivencias, depende del empleo, depende de los sentimientos, depende del bolsillo, depende de la familia, depende de la edad del que la viva, depende de Papa Noel y su publicista, depende de quién esté reunido alrededor de la mesa ese día o esa noche. Depende de si te gusta o si la odias. Depende de si eres creyente o ateo, y, de ser creyente, depende de en qué creas. Depende de si es la única ocasión al año en la que ves a toda la familia, y, de ser así, de si soportas o no a uno, a varios o a todos los miembros de la misma.

Que la iluminación multicromática no te confunda, que los patos navideños (hay quien llama así cariñosamente a los muñecos de pingüinos ataviados con gorro y bufanda, true story) no te desconcierten, que los Reyes Magos escaladores no te hagan cuestionar una y otra vez en qué fecha te encuentras: que su visión no te haga creer que es Navidad, porque unos muñecos en un balcón podrían colocarse en agosto, y a ese mes seguro que no ha retrocedido (de momento) el inicio de la campaña navideña.

Vive la Navidad como tú quieras vivirla, como tú sepas que puedes convertirla en especial, aunque ello signifique para ti justamente no transformarla en algo especial. Si no incluir en la agenda que ocurra nada excepcional durante esas fechas concretas sirve para hacerte feliz, adelante: nadie, ni siquiera el resto de la humanidad comandada por Santa Claus, puede imponerte celebrar unos números plasmados en la última hoja del calendario. Perdona a quien quieras, si así lo deseas y puedes, pero no porque alguien te quiera obligar a ello cimentando que eso es lo que debes hacer, ya que un almanaque exhorta que te encuentras en una fecha de paz y amor. Para arreglar una relación cualquier día del año es bueno, llámese 29 de febrero, llámese 25 de diciembre. Si amas la Navidad, si gozas con los abetos decorados con mil colores y luces, si saboreas con deleite cada Belén y cada Papa Noel a tu paso, haz el favor de disfrutar como nunca tu época favorita del año, porque sabes, sientes, que te regocijas con el espectáculo navideño, sin que hayas necesitado que unos grandes almacenes te recordasen que te encantan los días que circundan el final de cada año. Si te irrita e indigna todo ese simulacro de paz y amor y reniegas de él, a pesar de que estés absolutamente rodeado del mismo, esmérate en tejer un plan alternativo que rodé lo que bulle alrededor, que te haga feliz y con quien te haga feliz, independientemente de que sea con una o más personas, sin importar que las mismas sí disfruten del bullicio de la época.

La Navidad puede ser lo que cada uno quiera, incluso si lo que se desea es obviarla, y debe comenzar en la fecha en la que cada uno decida. No comienza el último viernes de noviembre porque la sociedad de consumo así lo haya pactado inconscientemente, ni cuando encienden las lucecitas, ni cuando no te toca la lotería, ni cuando encaras un plato dispuesto a colaborar en el holocausto crustáceo. O sí: empieza la celebración cuando te dé la gana. El inicio de la Navidad, o de lo que sea que quieras vivir estas fiestas, depende de ti.

 

43 comentarios en “Viernes de Navidad

  1. En los Estados Unidos de América, la mayoría de los comercios, empiezan a vender artículos múltiples navideños, justo después de Halloween. La decoración de acción de gracias y sus pavos, se ven avasallados por el espíritu navideño.
    P.D. un dato para el próximo artículo, el 26 de Diciembre comenzará San Valentín en los Estados Unidos de América.

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    1. Y parece claro que más tarde o más temprano, el comienzo de la Navidad retrocederá hasta esa fecha, porque el Dios dinero manda y en este rinconcito del mundo importamos todo lo que ayude al empresario tocho… El 1 de noviembre los cementerios repletos de flores, y el día dos, los escaparates repletos de patos navideños.

      En Estados Unidos podían esperarse al día después del de Martin Luther King Jr. para vender San Valentín, ¿no? Así no puede haber manera de ahorrar aunque sea un par de semanas…

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      1. Una forma de vida completamente distinta, sin chipirones. Debe ser duro gastar y gastar, y nunca obtener chipirones.
        Por suerte retornaste a Rota para convertirla en el bastión andaluz oficial del Otro Mundo, y lo que es más importante: si a Vistinu un día le apetece un chipirón, puedes metérselo entre las páginas del libro o bien restregarlo en la pantalla del ebook, para que al menos lo saboree.
        ¡Todo son ventajas!

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  2. Si consideramos que en pleno mes de agosto se empieza a vender lotería de Navidad, ¿podemos afirmar que la Navidad empieza en agosto? jajaja
    Por cierto, mi nivel de ludopatía respecto a la susodicha lotería es nulo, no compro, no me gusta… soy rara, lo sé.
    Saludos de martes 🙂

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    1. La verdad es que el tema de empezar en agosto resulta exagerado, pero solamente porque los patos navideños se derretirían en los escaparates, y las colchonetas de piscina con forma de Papa Noel, según un estudio de mercado reciente que nos acabamos de inventar, no triunfarían.
      Pero surge la duda: ¿hasta qué fecha serían capaces de adelantar la campaña de Navidad aquellos que la lanzan? De momento con el décimo estival (que tú no compras ni en verano ni en otoño) tenemos suficiente, pero ¿y ellos?
      Saludos de martes… de Navidad

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    1. Pues nos dejas en evidencia, porque no te falta razón y ya es demasiado tarde para retocar la entrada, añadiendo ese argumento que habría sido pertinente incluir. En el Otro Mundo te sancionarían por señalar tan flagrante olvido por parte de los mandamases, pero en tu mundo estás a salvo.
      De momento…
      Bueno, de momento no: te has librado y lo sabes.

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      1. La verdad es que nosotros estamos bastante expectantes, nos vemos con bastantes posibilidades: mucha gente quiere salvar cachorritos, ya sabes.
        Tu categoría es que es posiblemente la más chunga, sois muchas y muy buenas. A nosotros nos parece que entre esa categoría y la de mejor bloguera estaría el grupo de la muerte, así que a ver qué ocurre finalmente. ¿Quién sabe? Igual empatáis a votos Lídia y tú y os obligan a desempatar con una lucha a muerte, vosotras os negáis y perdéis así el derecho al premio, que recae en LCDOM porque pasaba por allí en ese momento. O sea: ¡todo saldrá según lo planeado!

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  3. No voy a juzgar al resto por su percepción sobre esta fecha que de alguna manera divaga entre lo religioso y lo pagano, sí pondré a prueba mi capacidad de convivir en ese mundo que demora en crecer pero que muere drásticamente el 25 de diciembre. Esta entrada me ofrece la fórmula adecuada y que la resumo: «cuando, donde y como se me pegue la gana».

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  4. En realidad todos sabemos que la Navidad comienza en agosto y termina en San Valentín, con unos breves descansos en jálogüin y blacfraidai.
    Y no, no compro lotería, ¡qué releñes!
    ¿Por qué no hacemos una huelga literaria? Sumamos toooooodo lo que nos gastamos en chorradas comerciales desde agosto a san Valentín —y si queréis, metemos también ahí las trescientas arrobas de mala colonia de esta fiesta— y el año que viene, en lugar de gastárnoslo en tales cosas, nos lo gastamos en libros. Pero para nosotros, ¿eh? nada de regalar, que estamos en huelga.

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    1. Bueno, con lo que expones al comienzo, y siempre que lo aprobemos en junta, podríamos proponer una enmienda para cambiar las cuatro estaciones primavera-verano-otoño-invierno para quedarnos con solo dos, Navidad y No Navidad, cuyas extensiones ya has especificado en un alarde de anticipación al acta.
      Respecto a secundar la huelga literaria, la apoyaremos siempre que exista una buena puerta giratoria para el Otro Mundo. Es decir: votaremos sí siempre que incluya la obligatoriedad de que uno de los libros que compre todo el que se una a la reivindicación sea LCDOM.
      Pues sí: en vez de espíritu navideño, tenemos alma de ministros.

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      1. Lo de la segunda novela para el año que viene puesssss casi mejor nos esperamos a cazar al oso antes de vender la piel, porque hay plazos que se promulgan en plan «¡aquí estoy yo!» y al final, por hache o por jb, como que no acaban de cumplirse.
        Como por ejemplo, cierta edición de cierto libro que ciertamente nos aseguraron su cierto lanzamiento en septiembre cierto, y ahí seguimos… Cierto es.

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    1. Ese «O sí» es destacable, pero estamos obviando que entonces nos metemos en un jardín: empezamos lo que nos dé la gana cuando nos dé la gana. Pero claro: ¿qué empezamos cuando nos dé la gana?
      Porque la podemos liar si nos da por empezar la Navidad el 4 de julio, San Valentín el Black Friday, el Puente de la Constitución en el cumpleaños de cada uno caiga cuando caiga, o las vacaciones de verano justo cuando acaben las vacaciones de verano. ¡Se podría rasgar el continuo espacio temporal!
      Pero bueno, cierto es que lo importante es disfrutar: que vengan las paradojas temporales cuando quieran y que nos quiten lo bailao…
      Gracias por pasarte, Úrsula, ¡un saludo!

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    1. Existimos, existimos… Pero existimos como tantas otras personas que piensan lo mismo, como por ejemplo tú misma. No hemos descubierto América ni tampoco habremos sido los primeros en escribir tal alegato, pero nunca está de más evocar que debemos apostar por el bienestar de cada uno y respetar el de los demás. La felicidad es un bien muy escaso, por eso hay que cuidarlo cuando se presente, independientemente de su fecha en el calendario.
      Gracias una vez más por pasarte y comentar, ¡un saludo!

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  5. Maravilloso, real y cada grano en su cesta. Aquí comenzaron a decorar a fines de octubre, y la gente no para de consumir. Es una mezcla de asco con asombro, no sé cómo explicar lo que me produce. Porque amo la decoración y ver esta ciudad en tal estado de luz y fiesta, y a la vez… Bueno, ya lo han explicado ustedes 😉
    No suelo hacer esto, pero me recordaron mucho a lo que publiqué el año pasado. Quizás no es igual pero algo del mensaje va por el mismo camino. Se los dejo de regalito:

    Ufff… ¿Otra vez Navidad?

    Va mi infinito para los dos, que la Navidad nos encuentre sonriendo con simpleza.

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    1. «Haz sólo lo que amas y serás feliz. Porque quien hace lo que ama está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente», «¿Qué quieres ser? ¿Qué quieres hacer ahora? Porque la vida es ahora mismo. Olvida lo que crees que eres y comienza ahora mismo, entonces convivirás con todos fácilmente; es tan grato vivir sin divisiones, bueno, malo, rico, pobre, negro, blanco, amigo, enemigo, compatriota, extranjero»… Cómo se las gastaba Mr. Cabral. Cierto es que muchas personas hemos hablado de los mismos temas remando en la misma dirección, pero él nos lo ha dejado bien clarito; cristalino, diríamos nosotros.
      Y sobre el tema de nuestras entradas, lo mismito. El nombre que has dedicado tú a cualquier día feliz del año ha sido ‘Navidad’, pero el título con el que llamemos a ese día que nos proporcione algo de dicha puede ser ‘Navidad’, o ‘Día de la marmota’, o ‘Advenimiento del Otro Mundo’, o incluso ‘Astrágalo’s day’: la denominación resulta irrelevante, solo lo es lo vivido en dicha época.
      Como ya hemos dicho en algún comentario la felicidad es un bien muy escaso, y ese bien hay que apresarlo para que no escape, atesorarlo para que nunca falte, y seguir buscándolo para no dejar pasar ni una sola oportunidad de ser feliz.
      Hemos dicho.
      ¡Abrazos!

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  6. Pues visto que a quien se festeja (Jesús) no nació el 25 de diciembre del año «0» ¿o es el 1? (ni ellos saben) y su natalicio sólo se usa para el consumismo más descabellado, yo no festejo la navidad, difícil, pero posible, simplemente me voy a mi mundo y que éste ruede.
    Me encantó su posts, palabra por palabra, concepto por concepto.
    Abrazos de luz, de los que envío en cualquier fecha.

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  7. Es cierto… Es hermoso disfrutar la Navidad como cada quien quiera vivirla, y cuando considere, jejej, sin presiones del comercio. ¡Aprovechar esta época de amor a flor de piel, adornada de luz, generosidad y alegría, desde la sinceridad y sencillez del corazón! Un abrazo, LCDOM… 🙂 😉 :*

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  8. Hola:

    Estábamos a mediados de octubre cuando vi los primeros turrones navideños. Al pasar por caja dije a la cajera: «Feliz Navidad». Me miró y me dijo: hace un par de días miraba a las estanterías y entre cosas Halloween y Navidad ya no sé ni en qué día estoy. Y es que, al final todo es una excusa para que gastemos dinero.

    Tengo que decir que a mí la Navidad me gusta, tengo muy buenos recuerdos de esas fechas y ahora las paso con mi familia más cercana, así que son fiestas que me gustan, pero porque las asocio con las personas con las que quiero estar, y con algunas que ya no están. Y precisamente mi abuela murió un 25 de diciembre, así que sería para estar triste, pero pensar en estas fechas es pensar en sus bandejas de turrones, épicas, y en los «ensayos» para las campanadas.

    ¡Feliz Navidad!

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    1. Quizá llegue el día en que vayan enlazando las fiestas para ir vendiendo, y las calabazas de Halloween lleven gorros de Papa Noel, y cuando pase Navidad seguirán esos gorros pero encasquetados en Cúpidos para San Valentín, para que paulatinamente los omnipresentes corazones del Día de los Enamorados vayan serigrafiados con la leyenda «Feliz Día de la Madre». Ya veremos como evoluciona la cosa…
      Pues al parecer por tus vivencias personales tu Navidad oscilaría entre lo dulce y lo amargo, pero lo primero le gana la batalla a la desdicha, cosa que en muchas ocasiones no es fácil. Nos alegramos mucho por ello, porque para muchas personas es complicado dejar fluir las alegrías en lugar de centrarse en lo trágico.
      Pero ya que lo importante es disfrutar y que tú disfrutas estas fiestas como nadie, ¡feliz Navidad, María!

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