Error humano

Yo soy el peregrino, yo soy el caminante, yo soy quien redunda el fatuo sendero en pos de un lugar mejor. Y, en realidad, debería decir que lo he encontrado.

Pero no doy crédito. A mi alrededor no cunde más que el desconcierto, propio y ajeno. El endógeno brota al no ser capaz de entender el beligerante alboroto que mana de todo ser viviente que me circunda. En cuanto a la turbación externa, me declaro ignorante a la hora de atribuirle una explicación, pero es un pecado menor al lado del cometido por el resto de la muchedumbre. Todos han sido sugestionados por ellos mismos, dispuestos a enarbolar argumentos tanto válidos como estúpidos de forma indiscriminada, porque todo vale ya en este mundo con tal de desacreditar al enemigo.

Enemigo. Palabra clave, descriptor, concepto inequívoco de aquel que disiente contigo. Un rival se convierte en enemigo, un adversario se convierte en enemigo, un contrincante se convierte en enemigo, porque enemigo es una palabra mucho más grandilocuente que las otras tres, a pesar de ser todas ellas perniciosas. Es lo contrario de amigo, y un amigo es el que está contigo, a tu favor. Es pues el enemigo el que por definición está en tu contra, el que busca lo opuesto a tu voluntad.

Ciertamente, rival, adversario y contrincante son palabras que representan nociones susceptibles de agruparse bajo el mismo manto, la consideración de enemistad. Sin embargo, el enemigo se ha extendido por doquier y ha llegado a convertirse en cualquier persona del mundo. Todo ser humano que no piense y actúe como a un determinado individuo le place. Tan solo deben coincidir unas coordenadas temporales precisas con un planteamiento oportuno, o inadecuado (ambos son válidos como caldo de cultivo para dicho objetivo), para que dos personas discrepen en un único tema que ataña de alguna manera a ambas, y hacer prender la chispa que provoque un incendio que reduzca a cenizas la tela que hasta ese momento les abigarraba. De repente, ese nuevo contexto erróneo, pues cualquier contexto que desliga a dos semejantes debería ser considerado como tal, separa a dos congéneres coincidentes en la mayoría de ámbitos y los empareja con extraños compañeros de cama: prójimos, sí, pero que nada tienen que ver con ellos, a excepción de ese ligero enlace que ha hecho arder la costura anterior. Y tal que así se unen sensatos con energúmenos, prudentes con fanáticos, juiciosos con descerebrados, todos enarbolando una misma bandera bajo una motivación distinta, ignorando qué es lo que mueve al compañero de al lado a actuar de manera análoga o casi análoga, pero unidos contra un enemigo común, que en ese caso resulta ser el resto de habitantes del planeta que no ondean ese mismo estandarte.

Hablando del planeta: es a ese sitio concreto al que me refería, cuando al inicio decía que había encontrado ese lugar mejor que había motivado mi búsqueda. Y no era una broma. Es el lugar ideal, este orbe de color azul. Tiene zonas mucho más arduas que otras en las que coexistir: tiene llanuras congeladas en las que jamás germinará el más mínimo atisbo de vida, tiene vastas extensiones desérticas en las cuales la supervivencia es más un desafío que una necesidad, tiene mil y un recovecos en el que sucumbir a la muerte de manera indefectible. La madre naturaleza, administradora de la esfera que nos alberga, en muchas ocasiones realiza su gestión de modo enérgico y eficiente, de forma que cualquier ser vivo que se encuentra en su ámbito de aplicación perezca sin que ni siquiera ella pueda hacer nada por evitarlo. Es este un globo letal, y lo es en casi todos sus emplazamientos y en casi todas sus épocas.

Pero os dije que en mi deambular lo he encontrado, y es una afirmación cabal tras todos los senderos recorridos e inspeccionados: este planeta es el lugar ideal para vivir.

No hay otro. Y esto lo entendimos hace mucho tiempo: en realidad, entonces nos debíamos sentir dichosos por habitar un lugar en el cual existir. Seguramente muchos se consideraron así en cuanto se dieron cuenta de que eran, de que se hallaban, de que se encontraban, de que vivían, pues solo había sido posible gracias a que este planeta les había dado la oportunidad y el permiso para ello. Y el ser humano no solo se vio obligado a entenderse con el planeta, sino que además dio las gracias por ello. Se vio obligado a entenderse con los animales, aprender de cuales resguardarse y con cuales establecer vínculos. Se vio obligado a entenderse con el reino vegetal, aplicarse en cuales de sus partes utilizar y de qué manera. El ser humano se vio obligado a entenderse con la vida en todas sus formas, y con el mundo que a todos cobijaba. Exactamente el mismo mundo que se embravece y puede borrar su existencia de un plumazo, el mismo mundo que se agita y arrasa todo a su paso, el mismo mundo que, en algunas ocasiones, arbitrariamente decide quien vive y quien no. Pero incluso con un planeta que, caóticamente, resulta tanto caritativo como cruel, el ser humano se esforzó por entenderse con un mundo que no poseía ni la más mínima capacidad de razonamiento. Y llegó a conseguirlo.

Pero la especie humana, la obra suprema de ingeniería genética del orbe azul (al menos en lo que a sistema nervioso se refiere), jamás ha aprendido a entenderse entre sí. Debería darnos vergüenza reconocerlo. A lo largo y ancho de todo el planeta nos desafiamos, nos peleamos, nos erradicamos librando batallas que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera son nuestras, o no lo serían si realmente buscásemos en nuestro interior una razón lo suficientemente poderosa capaz de convertir a un semejante en nuestro rival, nuestro adversario, nuestro contrincante… nuestro enemigo.

No hace falta ser peregrino ni caminante, no hace falta redundar ningún fatuo sendero. Tanto el que vaga como el sedentario pueden verlo a su alrededor sin apenas esfuerzo, tanto si se asoman a los medios como si lo hacen a la ventana. Los individuos, sin que ello les haga cuestionarse que todos son personas, han decidido dejar de ser semejantes. Aprovechan cualquier resquicio de similitud con unos para desplegar todo tipo de aversión hacia otros, a los que cualquier nimia desigualdad, cualquier cariz distinto de opinión, irrisorio en comparación con todo lo que los une, los convierte en enemigos. Y lo que engendra mayor tristeza aún: que se produzca una escalada de rencor que acabe convergiendo en enfrentamiento, sea cual sea el continente, sea cual sea la chabola, sea cual sea la razón, independientemente de que se trate de una honda reflexión o de una mera excusa para cargar contra otra persona diferente.

¿Quien querría razonar, pudiendo tener un enemigo al que odiar?

 

 

 

72 comentarios en “Error humano

  1. Pues verás yo lo veo de otra forma. Los «enemigos» de cualquier clase hablan de mi, de cosas mías en las que su conducta o lo que dicen me cuenta de partes de mi personalidad que chocan con ellos, porque no las tengo aceptadas en mí. Hay tanto oculto por descubrir… Y ellos no me hablan de lo que sé de mi y he cultivado, como la generosidad o el compañerismo, sino del rechazo, o del miedo que no veo en mi porque he cultivado en mí la aceptación y la valentía. Pero que yo cultive ciertas cosas no garantiza que haya cultivado todas y las que olvidé, porque analicé y taché de malas, creía tenerlas muy lejos hasta que un día, solo uno, vi mi propia cobardía o mis miedos, junto a todo lo que rechazo y creo venenoso.
    Para que el hombre pueda dejar de ver enemigos, tal vez deba ver qué hay en mi enemigo que no aguanto y reconocer que es porque en mí lo odio.
    Asi que un enemigo es un excelente portador de noticias sobre mis carencias, mis rechazos, mis odios e intransigencias.
    He descubierto que cuando lo enemigo lo hago mío, dejo de ver a gente enemiga y puedo de veras sentirme bien con la naturaleza y con el universo entero. ¡¡Saludos!!

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    1. Escarbando en el compendio de lo que unos y otros estamos expresando acerca del tema, quizá podemos extraer que no hay una única forma de convertir a alguien en un enemigo, que es algo muy sencillo y que puede realizarse bien de forma endógena como tú dices, o bien por razones externas.
      Como reflejas, también existen formas de dejar de ver a esa gente como enemiga, pero que estas requieren un esfuerzo mucho mayor por parte del individuo que el proceso contrario, el cual resulta terriblemente fácil. Creemos que, aunque por distintos caminos, llegamos a la misma conclusión: sea el enemigo creado en en el fuero interno o porque externamente lo imbuyen, cuesta mucho menos trabajo odiar que razonar. Debe ser por eso que la mayoría opta por dicha senda.
      Gracias por tu opinión, Shamparo, un saludo!

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  2. Totalmente cierto, tenemos un gran planeta y el ser humano lo usa para poner barreras, banderas y fronteras, el odio hacía el que no nos da la razón en todo es irracional. La última frase describe perfectamente el momento que se está pasando en el mundo en general o en España en particular.
    Un abrazo.

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  3. Me asusta la invasión totalitarista, absolutista. Invasión global, en todos los ámbitos, irracional, inhumana, disfrazada con mil colores distintos y diferenciadores de los de los demás. Quizá no somos conscientes de las necesidades de conocer lo común en lugar de lo diferente, tal como pregonaba en el desierto de la razón humana Luis Zamenhof, «la doctoro Esperanto». Esa incursión en lo común, absolutamente necesaria cuando nos enfrentamos a los monstruos, políticos y económicos, creados por nosotros mismos, parece coartada —¿conspiranoia?— por esos mismos monstruos. Pero da igual el culpable: el remedio está en nosotros, si queremos. Creo que se entiende la condicional.

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  4. Bienvenidos al Planeta Tierra. Asombrosamente bello. Coincido casi en la totalidad del texto. Discrepo en: «Pero incluso con un planeta que, caóticamente, resulta tanto caritativo como cruel, el ser humano se esforzó por entenderse con un mundo que no poseía ni la más mínima capacidad de razonamiento» Creo que el Planeta es como es, y si ha degenerado tanto a nivel climático, no tenemos más que mirarnos y reconocer que ha sido el ser humano en su intento desesperado de dominar, más que de entenderse con la naturaleza, lo que ha provocado y sigue provocando catástrofes. Ej.: Pruebas nucleares en el mar; uno entre tantos. Creo que el Planeta no es ni caritativo ni cruel, es lo que es; y nosotros aún intentamos dominarlo.

    Excelente pregunta. Con vuestro permiso voy a parte del utilizar el texto en un taller de filosofía, que coordinaremos con una amiga.

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    1. El planeta es lo que es, sin lugar a dudas: a esa conclusión llegamos y coincidimos. Pero si, como en el texto, nos permitimos la licencia de atribuirle caridad, también hemos de ser consecuentes y revelar la otra cara de la moneda. Es decir: el planeta, a través únicamente de sus características idiosincráticas, ha llegado a originar de forma extraordinaria la vida; pero estas mismas características también le han llevado a erradicarla periódicamente. No olvidemos que antes de la aparición del hombre sobre la tierra el planeta sufrió cinco extinciones masivas, algunas de ellas generadas únicamente por la naturaleza como por medio de plumas mantélicas o erupciones masivas debido a fragmentaciones de la corteza (el impacto de meteoritos lo dejamos aparte al ser un evento externo).
      Evidentemente, ninguno de estos hechos es óbice para asegurar como lo haces, y con toda la razón del mundo, que el ser humano se está empleando de manera exagerada en degenerar el planeta, y cavando su propia fosa, dicho sea de paso.
      Y tantas vueltas para acabar resumiendo que sí, que tienes razón: el planeta es lo que es, por más que nos hayamos tomado la licencia de atribuirle características humanas.

      ¡Encantados de poder aportar uno de nuestros fragmentos para la confección de un taller de filosofía! Quien nos iba a nosotros a decir que alguno de nuestros escritos iba a servir para tal fin…
      Gracias por pasarte, Nelida, un saludo!

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  7. ¡¡Duro, pero tristemente cierto!! Excelente reflexión. Sin embargo, creo que aún hay quienes miramos con el corazón a los otros, a pesar de las diferencias. ¡¡Podemos ser amigos dentro de la diversidad!! Abrirnos al mundo siendo uno, pues en últimas somos eslabones o partes de un todo, de un gran y complejo sistema universal… ¡¡Un abrazo, LCDOM!! 🙂 😉 :*

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    1. Como ya ha dicho Francisco Torpeyvago hace unos comentarios: «Pero da igual el culpable: el remedio está en nosotros, si queremos». Ese es el quid de la cuestión: ¿queremos?
      Desgraciadamente, aquellos que deciden crear el enemigo para enfrentarse a él son más (ya que es más fácil posicionarse de esa manera), o hacen mucho más ruido (de ello no cabe ninguna duda), o están mejor posicionados en cuanto a situación y poder y, por tanto, someten a sus seguidores a su erróneo criterio. Aunque, probablemente, se trate de una mezcla de las tres razones.
      Pero claro, ante ello no nos podemos rendir sin más, sino seguir apostando por la vía del diálogo y del intercambio de argumentos, porque parece claro que ese es el camino hacia una verdadera solución. Ya lo has dicho tú: formamos parte de un todo, y a pesar de la diversidad deberíamos centrarnos en nuestras similitudes, porque focalizándolo todo en las diferencias los resultados, y a la vista está a lo largo del ancho mundo, son perniciosas para todos.
      Muchas gracias por asomarte como siempre, Luz. ¡Abrazos desde el Otro Mundo!

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    1. Ese es uno de los grandes problemas: que la gente que prefiere odiar no duda ni un solo instante en entrar en acción, para encontrar una oposición que retroalimente así su odio. Cuando alguien intenta razonar y se encuentra ese muro infranqueable, aunque su conducta es la correcta, parecerá que fracasa en su intento de llegar a un acuerdo… Es difícil empatizar con quien no está dispuesto a hacerlo, tienes toda la razón.
      Gracias por pasarte, Rubén, otro abrazo para ti!

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  10. Una prosa cuidada y enarbolada sin desperdicio de vocablo, punto, coma o puntuación alguna.

    Vuestro trabajo promete y me presto a dar fe de ello de cuando en cuando; aun a pesar del tiempo que nos impele y nos subyuga por tamaña secuencia de derroteros inesperados.

    Suerte con vuestras gestas de ingenio e inventivas literarias y… en la insistente batida de musas en la que todo autor ha de implicarse con mayor o menor destreza.

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  11. Hola, como siempre felicitarlos por su entrada…es una magnífica reflexión y es 100% verdadera, justamente por estos lares es el Día del Respeto hacia la Diversidad Cultural y sinceramente yo no veo mucho respeto, no solo hacia los aborígenes sino entre países vecinos o como ustedes plantean la gente que «no piensa igual que uno» es «enemiga». Ya lo dije ustedes realmente leen la mente, pues es un tema en el que he estado reflexionando. El título de su próximo libro «De como adivinamos siempre los pensamientos de nuestros lectores» jajaja. Saludos, y gracias por compartir su opinión, nos leemos 🙂

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    1. Te equivocas… en el título de nuestro próximo libro, que por lo visto debe ser «Lo que piensa Coremi: reflexiones recién robadas». Quien sabe, si seguimos hurtándote los pensamientos quizá hasta se convierta en una trilogía, así que ya lo sabes: ¡piensa, piensa, que tenemos que ir escribiendo!
      ¡Gracias por pasarte, como siempre!

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      1. Jajajaja….sus comentarios siempre me hacen reír. Sería un honor que mi nombre de bloguer aparezca en su próxima novela. No se preocupen, en palabras de mi madre que es a quién torturo con mis reflexiones pienso DEMASIADO. Saludos, nos leemos 🙂

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      2. Vaya, parece que estamos perdiendo nuestro don, porque no hemos conseguido leer nada en tu mente acerca de torturar a tu madre. Como esto siga así, tendremos que cancelar la publicación de “Lo que piensa Coremi: reflexiones recién robadas”.
        Qué pena, parece que poco va a durar el proyecto…

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  12. En realidad esa percepción de la(s) Otra(s) como enemiga(s) es viejísima; nos acompaña aun antes de tomar consciencia de nosotras mismas, tornándose ejemplarizante, digamos, cuando la pertenencia a una manada concreta -elegida o impuesta- estableció las normas específicas que diferenciaban un grupo humano de otro.

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    1. Ojalá algún día queramos. Ojalá algún día nos dé por abrir los ojos y comprendamos que odiar es más fácil a corto plazo, pero sus secuelas pueden ser eternas. Que intentar entendernos es arduo al principio, pero mucho más beneficioso después.
      El placer de que nos leas es nuestro, ¡faltaría más! ¡Saludos de vuelta para ti!

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  13. Tengo una pregunta que formular: para un artículo necesito citar la última frase de «Error Humano», es decir «¿Quien querría razonar, pudiendo tener un enemigo al que odiar?». ¿Cómo la presento en cuanto a consignar la autoría? Naturlamente que pondría la dirección de la entrada, pero me gustaría un nombre personal si es que corresponde. Si te parece y consideras una respuesta personal, mi correo es gocho123@gmail.com

    Aprovecho para resaltar la excelente calidad de todas las entradas. Un abrazo y nos estamos comunicando.

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    1. Bienvenido a nuestro Otro Mundo, Gocho, un placer tenerte por aquí.
      Consideramos este blog como un entorno colaborativo entre los dos autores, pero si prefieres un nombre personal para referenciar la cita, tampoco tenemos ningún problema en proporcionártelo. En el caso de esta entrada, puedes citar como autor a Adrián E. Belmonte García.
      Gracias por el comentario y los halagos, ¡un saludo!

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      1. Gracias por tus palabras. Estoy preparando el artículo. La frase se relaciona con la persecución a las brujas en el siglo XV. Quisiera hacerte otra pregunta, si no es abusar de tu gentileza: ¿cómo puedo hacer para incluir en el blog el enlace a SafeCreative? Un abrazo y gracias.

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  14. Pingback: Sexo Iniciático II – La Sexualidad de las Brujas – Guía de Viajes y Retornos

  15. L’humanité n’a jamais cessé de démontrer qu’elle parle d’amour en pratiquant la haine. C’est encourageant pour qui sait que l’amour est le combat initial de la vie. Evidemment au premier degré ceci est désespérant.
    Bienvenue dans mon île lascronicasdelotromundo !

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      1. Je ne pense pas que l’humanité puisse changer en profondeur. Elle changera certainement en gagnant un plus grand nombre d’individus au moment où la décadence aura terminé son oeuvre. Il faudra en passer par là, c’est incontournable à présent. C’est pourquoi nous nous devons d’ignorer la minorité dans laquelle nous nous trouvons.
        J’apprécierais de connaître ton prénom. Parce que j’apprécie aussi ton contact. Et pas de vouvoiement s.t.p.. Je garde ça pour les étrangers.
        Merci beaucoup.
        Alain

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  16. Ustedes son mis primeros blog amigos hispanoblandos…¡mucho gusto a conocerle! (Por favor, perdóname para mi gramática mala, pero me gusta practicar y no usar el traslador.) Pues…gracias por seguir El Mundo de Wing, y ¡que sigan escribir! Nos veamos in cyberspace…

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    1. ¡Bienvenida a nuestro blog, Gretchen! Aplaudimos tu decisión de no utilizar el traductor para practicar el idioma, se te entiende muy bien. Quizá se entiende menos la palabra «hispanoblando», porque «blando» significa que algo no es duro al tacto, y la palabra correcta es «hispanoparlante». Pero como ya te hemos dicho, te comunicas muy bien en español.
      Gracias a ti por acercarte a nuestro blog, y te damos la enhorabuena por tu Wing’s World. ¡Un saludo!

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    1. Y aunque han pasado ya varios años desde la publicación de esta entrada, nos atreveríamos a refrendarla: hoy en día parece mucho más rentable para unos pocos avivar el fuego de la desaveniencia entre el resto de nosotros. No obstante, aunque sabemos que es probable que sea así, seguimos dejándonos llevar. La solución parece tan sencilla, respetarnos como semejantes, como lejana…
      Gracias por pasarte, Sam. ¡Un saludo!

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