Los ladrones de sonrisas

No es difícil comprender por qué los hombres grises de Momo hacían lo que hacían: era una simple cuestión de supervivencia. Absorbían el tiempo de los seres humanos para literalmente respirar, aunque su forma de inhalar vida fuera distinta a la que nosotros conocemos. En la adaptación al medio solo los más fuertes sobreviven, y la suya consistía en persuadir a todas las personas de que su tiempo era demasiado valioso para disfrutarlo en vez de invertirlo, también literalmente. Todos aquellos convencidos resultaron estar menos adaptados al medio que los envolvía, y Charles Darwin tendría una razón para condenarlos si no fueran un mero fruto de la imaginación de Michael Ende.

No obstante, Ende se convirtió en Darwin y, como las especies más fuertes que resisten el embate de la evolución, sus hombres grises se adaptaron al medio para lograr sobrevivir. Momo y Casiopea se extinguirían fuera del papel, dado que las causas justas están condenadas a la extinción en un mundo como el de hoy en día, pero sus antagonistas lo tenían todo para conseguir alcanzar la perpetuidad. Puede que ya fueran inmortales al plasmarse a través de la tinta en un relato que año tras año traspasa las nieves del tiempo y aparece imperecedero al otro lado, pero eso también les condenaba a la inmovilidad. Y no. A pesar de la paradoja, así son incapaces de sobrevivir: siguen necesitando más almas virtuosas, honestas o simplemente decentes de las cuales alimentarse.

Quizá su autor los creó de forma que nunca pudieran perpetuarse lejos de su manuscrito a través de una dieta imposible en otra dimensión, pero siguieron los pasos de Zeus y timaron a Cronos. Los hombres grises se evadieron de las páginas escritas y tomaron posiciones en el mundo real, convirtiéndose en personas para poder sobrevivir en esa recién estrenada vida. Al no encontrar ajenas hojas de flores horarias que fumar para subsistir, tuvieron que urdir una nueva forma de robar el tiempo de los seres humanos a su alrededor. Quizá les llevara cierto periodo de su existencia encontrar ese modo de hacerlo, o quizá no. ¿Quién iba a poder darse cuenta de que los hombres grises estaban a su lado en un bar, en un autobús,… en su propia cama? Lo único cierto es que finalmente dieron con la tecla: lo único que tenían que hacer era cambiar la moneda.

Al igual que en la tinta escrita en la que nacieron, tenían que mentir para conseguir sus objetivos, y eso se les dio igual de bien en la realidad como en el papel. Y también tenían que robar el tiempo de las personas, pero ya no como alimento, sino como intermediario. Al pasar de hombres grises a humanos grises se vieron obligados a estrechar los lazos como nunca lo habían hecho con los seres de los que iban a nutrirse, y en algunas ocasiones hasta el extremo. A veces ni siquiera resultó necesario buscar esa “comida”, sino que simplemente esta siempre se había encontrado en casa, durmiendo toda la vida en la habitación de al lado, aunque en otras ocasiones debieran salir al exterior para encontrar ese maná. Y así hasta hoy. Los humanos grises se sirven de muchos métodos para lograr sus objetivos: se muestran indefensos, exigen ayuda, demandan dinero, compañía, auxilio, comprensión… y luego, como primer paso, traicionan. Traicionan al mentir, traicionan al utilizar a esas personas para después dejarlas en la estacada, traicionan al hurtarles para siempre su dinero, traicionan porque así se sienten superiores, traicionan por el mero hecho de que se sienten bien con ello por cruel e inaudito que suene, e incluso traicionan utilizando todas estas maneras a la vez. Pero el segundo paso que siguen es aún más despiadado: traicionan al mostrarse al mundo como las víctimas de las otras personas que siempre han estado ahí para ellos, y lo hacen de manera que ese mundo expectante les da la razón. Ante esa comunión entre emisores y receptores leales a la mentira se llega a una conclusión inequívoca: los traidores, tras sus inhumanas acciones, acaban con una sonrisa en la cara. Se sienten orgullosos y satisfechos, y aunque en ningún modo deberían sentir lo primero, sí tienen que hallar la satisfacción dado que eso significa que han cumplido el objetivo que buscaban. Utilizan el tiempo invertido en ellos por sus víctimas para obtener su nueva moneda: roban la sonrisa de su cara, la injertan en la suya, se dan la vuelta y desaparecen.

Y son amigos que, tras una agresión a la moral de uno de ellos, se dan la vuelta haciéndose los locos y proclamando al agraviado que o no han hecho nada o nunca se enteraron de aquella iniquidad. Y después, haciéndose valer de su mayoría, lo cual convierte “la realidad” en “la verdad” aunque ambas sean contrarias, roban su sonrisa y le dan la espalda.

Y son familiares que, tras maltratar de cualquier manera a uno de sus parientes, a sangre de su sangre, se autoconvencen de que la culpa nadie la tiene excepto la víctima, y cualquier atisbo de objetividad es irrelevante. Y después, haciéndose valer de su mayoría, lo cual convierte “la realidad” en “la verdad” aunque ambas sean contrarias, roban su sonrisa y le dan la espalda.

Y son parejas que, tras mentir despiadadamente a la persona a la que están abandonando por otra relación con mentiras genéricas e infumables que lo niegan, se dan la vuelta y le cuentan al mundo que eso no es verdad, que se han separado por otro motivo y que ese semejante que ya tienen al lado no ha tenido nada que ver, narrándoselo a aquellos leales a la mentira que saben que le seguirán la corriente. Y después, haciéndose valer de su mayoría, lo cual convierte “la realidad” en “la verdad” aunque ambas sean contrarias, roban su sonrisa y le dan la espalda.

Y son desconocidos que aún conservan su naturaleza de hombres grises y, con las mismas argucias y embustes, engañan a otras personas para invertir en ellos no su tiempo esta vez, sino directamente su dinero. Todo su dinero, todo el que les permite seguir viviendo en este planeta. Y se lo llevan, y este desaparece, y los ladrones se escudan en que las circunstancias o el mercado han sido los responsables; y todos los hombres y humanos grises del dinero a su alrededor le dan la razón. Y después, haciéndose valer de su mayoría, lo cual convierte “la realidad” en “la verdad” aunque ambas sean contrarias, roban su sonrisa y le dan la espalda.

Y aunque hay más, no hacen falta más ejemplos que te roben la sonrisa. Pueden ser una, dos, dieciocho o ciento veinticuatro personas, y puede ser uno, dos, once o mil tres casos, o todo a la vez, porque da igual. Esos humanos grises necesitan tu sonrisa para vivir, y les da igual las barbaridades que tengan que acometer para conseguirla. Y su extinta pero latente naturaleza de hombres grises hace que, cuando se les gaste, vuelvan a atentar contra la dignidad de una persona… y que por desfachatez y experiencia vuelvan a esa misma persona, a sabiendas de que tienen opciones de volvérsela a robar. Y hay veces en las que coherentemente no logran asomarse a su objetivo porque sus damnificados han aprendido o son presa del rencor, pero en otras ocasiones esas víctimas vuelven a picar, vuelven a sonreír… y vuelven a perder esa alegre mueca exhibida en sus bocas por el mismo motivo, una y otra vez, una y otra vez.

Pues, demostrada su eficacia, los ladrones de sonrisas nunca tienen una razón íntegra que pueda convencerles de que deberían asesinar el adjetivo que define su color, y volver a ser humanos de verdad.

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48 comentarios en “Los ladrones de sonrisas

      1. Pues ahora mismo no hemos contactado aún con la editorial para pedir explicaciones, seguimos en la fase de recabar información para tener una certeza 100%. Lo que pasa es que los indicios que vamos encontrando apuntan todos en la misma dirección y es muy preocupante ahora mismo… Pero un libro más caerá en nuestras manos y siempre que sigas interesado posteriormente en las tuyas seguro, de eso no te quepa duda porque encontraremos el modo de conseguirlo.
        Gracias por el apoyo moral, torpeyvago, puede que lo necesitemos para llegar al fondo del asunto!

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  1. En el blog de soy un hombre gris reciclao, tienen un sistema de identificación y eliminación.
    Cuando se sospecha de un hombre gris, hay que ponerse de un salto de lao y mirarles el perfil. Si no se hace así no se consigue pues siempre tienden a darnos el frente. Éstos, al proceder de un folio extraviao, tienen el grosor del mismo, usease, no tienen consistencia corporea tridimensional.
    Para eliminarlos, se toma un borrador de carboncillo o tinta, y se aplica profusamente a la boca, con esto quedan identificados de forma precisa, y roto el espolón de su aguijón ponzoñóso, ya no puden hacer daño,
    Y se pueden usar para limpiarse el culo.

    Kissss y Kisssss

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    1. Me temo que no estamos hablando de los mismos hombres grises. Los que comentas son los primeros homínidos grises, los originales que no consiguieron evolucionar y tenían un gen anoréxico. Los que se adaptaron al medio fueron los que nada más salir del papel se pusieron a comer chuletones como si no hubiera un mañana, y alcanzado un volumen aceptable se lo dejaban y ya se dedicaban más a la dieta del cucurucho siempre que los dejaran. Pero nunca viene mal tener un borrador de esos a mano, nunca se sabe cuando se te puede colar un homínido gris por debajo de la puerta.
      Kisses de vuelta con los gastos pagados.

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  2. Esos hombres grises que roban el tiempo a los demás, son los que tienen el poder, manejan la economía, dictan las leyes que les facilitan el camino para seguir robando sonrisas.
    Una sonrisa puede desarmar el mundo, asi que dejémosles sin sonrisa, debe pensar y se afanan con ahinco en conseguirlo… Lo peor es que muchas veces se disfrazan de tus mejores amigos.
    Un abrazo.

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  3. Hombres grises hay por todas partes, lo importante es poder reconocerlos; pero más importante a mi entender (y hablo por experiencia) es descubrir como acecha dentro de uno. He visto a mi mujer gris, querer devorar mi sonrisa para llevar puesta una máscara sonriente. He visto a la mujer gris que hay en mí, tragarse sus talentos; para no brillar más de lo debido; en fin… Más y más; pero cuando podemos mirarla de frente, ya no se nos pasa. No nos traga, ni engaña y menos aún si viene del mundo exterior. Es un camino. Otro.
    Cariños

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    1. Pues ciertamente ahí nos has pillado: no hemos tenido en cuenta al humano gris que pueda habitar en nuestro interior a la hora de elaborar la entrada. Aunque también cabe la posibilidad de que fuera tema aparte como para redactar una reflexión para ese humano gris particular, ya que es un espécimen con mayor particularidad. Sea como sea, se nos ha escapado, una lástima. Esperemos que tu humano gris te dé tregua y logres vencerle en su terreno.
      Gracias por el comentario, un abrazo!

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    1. Lo bonito habría sido que la definición de humano gris fuera simplemente «persona vestida con traje, vestido o cualquier tipo de prenda de color gris», pero el mundo en el que vivimos nos condena a convivir con estos nuevos y reales hombres grises de Momo.
      Gracias por el comentario, Ander. Un saludo!

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  4. Comparto contigo que ese poder de robar sonrisas no es nada raro ni tampoco difícil. Hay personas que disponen de esa facultad tan peculiar y al propio tiempo incómoda e inaceptable.Considero que no es justo actuar de ese modo aunque sea movido por impulsos incontrolables en cierta medida.
    Que tengas un buen año nuevo.

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  5. Bonjour
    C’est mon ami
    L’ordinateur qui vas de cœur en cœur
    Grace aux petits mots d’amitié
    Qu’ils lui sont confiés

    Il est venu me demander
    Si je n’avais pas un cœur à honorer
    Je lui ai remis ce petit message
    Qu’il vienne le déposer sur ta page
    Même si tu habites dans le lointain

    Je sais qu’il en trouvera le chemin

    Bonne Année 2017

    Passe une très belle journée ou soirée avec ta famille à table , en ballade ou autre

    Si tu as quelques petits rayons de soleil dans la semaine profite de ceux-ci

    Gros bisous Bernard

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  6. Bonjour et bon jour de l’Epiphanie,

    L’amitié d’un jour peut durer toujours
    C’est une chose naturelle quand elle est virtuelle
    Donner sans attendre en retour
    Ce petit bonheur d’un petit coucou
    On se remonte le moral, quand on est mal
    On ne se fait pas de peine, on ne connait pas la haine
    Les kilomètres nous séparent mais rien de grave
    Ce qui la rend belle, c’est cette étincelle de l’amitié
    Que l’on ne peut pas acheter
    Je te souhaite une excellente journèe

    Gros bisous

    Bernard

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  7. Bonjour ou Bonsoir ★* *★ LASCRONICAS

    Ce jour
    J’écoute Le Vent

    Me souffler des mots puissants et attachants
    A mon oreille il est venu me murmurer

    Des élans d’amitié avec des envies de liberté

    Me dire combien notre amitié compte entre toi et moi
    Une Amitié avec un grand A
    je te souhaite une excellente journée ou soirée’
    Une douce belle journée si je suis de journée

    Ou une tendre nuit si mon passage est du soir

    Gros bisous

    Bernard

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  11. Leyendo algunas entradas antiguas pero vigentes, muy buena reflexión. La referencia a Momo es muy acertada, es una de mis novelas favoritas. Tan cierto lo que escriben…hay que estar atentos para no dejar que los hombres grises se salgan con la suya. Saludos 🙂 voy a seguir por aquí leyendo otras entradas de las que no me había percatado antes, mejor tarde que nunca XDD.

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    1. Es ilusionante que estas entradas más vetustas vuelvan a tener un atisbo de vida, ya que todos los blogueros saben que sus antiguos posts se tienden a perder en las arenas del tiempo sin que nadie se acerque a visitarlas. ¡Te lo agradecemos muchísimo, Coremi!
      Y de Momo, pues qué vamos a decir que tú no sepas… Un gran clásico de un gran autor.

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